PATAKIS DE OLOKUN
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Patakis
de Olokun:
Orisha oko
paseaba una tarde por la orilla del mar donde vio asomar el rostro de una
hermosa joven, temiendo aún que fuera un espejismo le preguntó su nombre y
quién era su padre.
Me llamo Olokun y
soy hija de Obbatalá
–contestó desde el agua.
No pudo el labrador
dormir esa noche pensando en la linda doncella y al amanecer salió presuroso a
pedirla en matrimonio. Obbatalá lo escuchó y con gran paciencia le dijo: “Es
cierto que mi hija tiene un rostro muy hermoso, pero también tiene un defecto,
solo te la daré en matrimonio si te comprometes a no echárselo nunca en cara.”
Orisha oko aceptó gustoso la condición y el día de la boda, cuando llegaron a
la casa conoció que su esposa tenía el cuerpo contrahecho, pero ya no había
forma de volver atrás.
El tiempo pasó y
mientras el labrador cultivaba sus tierras, la mujer vendía la cosecha en el
mercado. Un día Olokun regresó sin haber podido vender la mercancía y Orisha
oko cegado por la ira discutió sin cesar hasta que olvidando la promesa le sacó
en cara su defecto.
Marchó Olokun a su
casa en el mar y fue tanto su enojo que las aguas comenzaron a inundar la
tierra, pasaban los días y el disgusto de Olokun era cada vez mayor, las gentes
no tenían donde refugiarse y Orisha oko sintiendo una gran vergüenza se dirigió
al palacio de Obbatalá a implorar misericordia.
Varios mensajes
mandó el padre a la encolerizada hija, pero el despecho de esta era tal que
olvidó hasta la obediencia. Entonces Babá al ver que sus órdenes no eran
cumplidas envió a Yemayá Okute a casa de Oggún en busca de la cadena más fuerte
que jamás se hubiera visto y cuando la tuvo en su poder encargó a Yemayá Ashabá
que encadenara a su hermana al fondo del mar. Desde entonces Olokun vive atada
en las profundidades del océano donde ni la vista del hombre puede llegar, pero
cuando recuerda el ultraje recibido, es tanta su ira, que las tierras vuelven a
ser inundadas por el mar.
Olokun tenía 11
hijas, Osupa (la luna), 5 Olosas, 4 Olonas y su preferida Agana Erí. Las Olosas
y las Olonas eran las más bellas y eran sirenas, las nueve podían convertirse
en pez-mujer o mujer solamente, mientras que su hermanastra Agana Erí, hija de
Olokun con Yewá
era deforme, le faltaba un seno y tenía una cadera más alta que la otra.
Por este motivo
Agana Erí comenzó a sentir envidia de sus bellas hermanas y se alió a unos
pescadores que desde hacía tiempo querían encontrar a las sirenas y
capturarlas. Las sirenas tenían un resguardo que Orunmila les
había obsequiado para transformarse cada vez que ellas quisieran.
Agana Erí un día de
luna llena, les dijo a los pescadores donde capturarlas, a qué hora y cómo
debían arrebatarle a todas el resguardo que llevaban en su cuello para que no
pudieran regresar y convertirse en peces nunca más.
Así ocurrió. Con una
inmensa atarraya los pescadores se apoderaron de sus hermanas. Sabido esto por
Olokun, éste arremetió con un inmenso maremoto y rescató a sus hijas, ahogando
quienes habían osado capturarlas. Como perdieron sus resguardos quedaron para
siempre convertidas en sirenas y jamás pudieron convertirse nuevamente en
mujeres. Olokun al conocer mediante Orunmila la perfidia de Agana Erí, la llamó
y le dijo: Por tu maldad quedarás atada al fondo de los Océanos y solo saldrás
en forma de espuma, condición que te otorgó Orunmila, cuando Oggun y Ossain peleando
por ti te deformaron. Eres mi hija preferida y no te abandono, pero en tus
manos llevarás como prueba de tu hipocresía una careta y en la otra como prueba
de tu maldad una serpiente.
Los
dos guerreros.
Olokun tenía a dos
grandes guerreros que luchaban junto a él diariamente. Cada vez que vencían una
guerra, llamaba a sus dos servidores y les invitaba a escoger sus recompensas.
Si el primero de ellos, quien era vanidoso y malo pedía una cosa, al otro que
era humilde y reverencial le daban dos veces lo mismo. Viendo el envidioso y
orgulloso esta situación, un día después de una victoria, el vanidoso pidió a
Olokun le sacara un ojo. Olokun entendió que de acuerdo a esa petición, tendría
que dejar ciego a quien había demostrado bondad y resignación, dictaminó:
Desde hoy a ti te
saco un ojo, pero vivirás en la Tierra, donde habrá guerras, miserias y
llantos. Tu hermano vivirá en el fondo de los océanos conmigo y aunque no verá
en la Tierra por tu culpa, en el océano tendrá ojos para ver aquello que tú no
podrás ver. El tendrá paz y riquezas y también para que yo apruebe lo que estas
haciendo en la tierra, tendrás que llevarle prueba de tus acciones al Mar y así
él te dará su ashé. (Por eso es que Olokun come en la tierra y luego se lleva
al mar, también este es el secreto de las dos tinajas, una grande y otra
pequeña y de las dos manos de caracol, una abierta y una cerrada que lleva el
Olokun de Iworo.
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