ABORIGENES: OLVIDADOS DE LA HISTORIA DE VENEZUELA

DEADMAN LA NUEVA ORDEN LA RESTITUCION DE LA FE          
GUAICAIPURO



Uno  de  los caciques con mayor osadía e intrepidez  con  que cuenta  la historia  venezolana
es  conocido  con  el  nombre  de Guaicaipuro.  Aunque  la grafía  "Guaicaipuro" se  ha
popularizado,  debe tenerse en cuenta que su verdadero nombre era Guacaipuro.
Se cree que este valiente guerrero nació cerca de 1530 en  la región de los Caracas.
Vivía  en la región de Suruapo  cerca de la  quebrada  Paracotos.
Era hijo de un guerrero Tequeño y una Aricagua de una belleza singular. Sus padres se
esmeraron en darle una educación  rígida -que muchos la comparan con la espartana-,  la cual
acogió con prontitud y obediencia, por este  motivo fue guerrero de la confianza del cacique
Catuche. Al morir  este jefe  tiene  que encargarse del cacicazgo con apenas  20  años  de
edad,  ya  para ese momento el joven se enamora de  la  india  más bonita  de  la región. Esta
bella doncella tiene  profundos  ojos negros, boca encantadora color rosa, un hermoso pelo
trenzado  que le  caía sobre sus hombros y una mirada que cautivó al  insigne  y novel cacique.
Cuenta  la  historia  que el Piache mandó   reunir  a  las  200 doncellas  más bellas de la región
para que el  recién  estrenado cacique  escogiera la más hermosa, pero el  intrépido
Guaicaipuro  con gesto noble y caballeroso dijo: "mi Urquía vale por todas."
Guaicaipuro  es  considerado como un indio  de  valor  incomparable. Esta pujanza lo llevó a
ser elegido Cacique de los Teques y  Caracas ejerciendo control directo de ambas tribus en los
seis caseríos que conformaban su cuartel general en Suruapo.
Su  nombre significa "púa aguda". Recibió este nombre por  su coraje,  osadía, intrepidez, por
su fiereza y por la habilidad  en la conducción de los pueblos.
Junto  con  Paramaconi cacique de los  Taramainas,  en  1561, asaltó  las  minas de oro de los
Teques, dio muerte  a  la  gente española que allí habitaba y a los hijos de Juan Rodríguez
Suárez.
Más  tarde  Juan Rodríguez Suárez  también cayó en una  emboscada  de Guaicaipuro. La
espada de Juan la usó desde entonces el  intrépido guerrero.
Derrotó  a  Francisco  Fajardo en El Collado  y  destruyó  la expedición de Narváez- en el Altos
de las Montañas-, que venía  en auxilio de Fajardo.
Hizo  alianza con Guaicamacuto y echó a todos  los  españoles fuera del condado.
Fue tan grande su osadía y su empuje que durante muchos  años los conquistadores no se
atrevieron a pisar sus  dominios.  Había reunido  en torno a sus predios todas las tribus
cercanas con  las cuales  caía  sobre  los campamentos españoles  destruyéndolos  e
infundiendo terror y espanto. 
En 1562, unido a Terepaima enfrenta y mata al capitán  Luis de  Narváez.  Con  este punto a
su favor llama a  varios  caciques quienes  aceptan el pacto: Baruta, Naiguatá,  Chacao,
Aramaipuro, Guaicamacuto,  Paramaconi, Terepaima y Chicuramay. Durante  muchos años
esta alianza mostró a los españoles su poder, pero el valiente  Guaicaipuro  perdió su
oportunidad en  Maracapana.  Los  jefes cansados de esperar a Guaicaipuro y confundidos
fueron  derrotados por el ejército conquistador, Guaicaipuro no se presentó -dice la historia-
porque una crecida en la quebrada le impidió el paso  a él  y  a  su gente. Guaicaipuro se
refugió en  Suruapo,  pero  su pujanza no lo dejó en paz. 
Atacó y resistió al ejército de Diego de Losada.  

Guaicaipuro  a la cabeza de los Tarmas, Mariches y Teques  le atacó valerosamente  en San
Pedro, pero a pesar  del  empuje  fue derrotado por Losada.
Convencido  Losada que el alma de la resistencia era  Guaicaipuro  resolvió prenderlo como
fuese posible. De este  arresto  se encargó Francisco Infante, alcalde de Caracas. 
Para sorprenderlo salieron desde Caracas en horas de la tarde y  a la puesta del sol con 80
soldados de los más valientes y  con algunos  indios  baquianos. A golpe de media noche
llegaron  a  la cima del cerro en cuya falda estaba edificado un pueblecito llamado  Suruapo,
donde moraba el infatigable guerrero.
Como estrategia -y  por temor- el alcalde se quedó en la cima con  25  hombres, mientras
Sancho del  Villar con  el  resto  del regimiento iba a tomar por sorpresa al gran Cacique.
La mansión del Cacique estaba fabricada con gruesos  horcones y  en su interior moraban
guerreros muy adiestrados en el  manejo de la flecha. Estos guerreros custodiaban al valiente
Cacique.
Los  incautos  expedicionarios  fueron  avistados  al  llegar alrededor  de la casa, hicieron todo
aquello que pudieron tener  a su alcance, pero  los expertos flecheros y su cacique
esgrimiendo también  su lanza les impidieron llevar a cabo  tan alevosa  arremetida, ni siquiera
lo lograron cuando echaron abajo la puerta  de la morada indígena. 
Con toda esa algarabía que hicieron combatientes y combatidos el  humilde pueblo se
despertó y   de  inmediato  acudieron  a socorrer  a  su Cacique,  las mujeres y los  niños
 lloran,  los hombres iban cayendo muertos - muchos de ellos- alrededor del bohío de
Guaicaipuro, quien resistía con valentía, siempre como baluarte de defensa.
Para  lograr  rendirlo el español prendió fuego a  su  bohío. Guaicaipuro  al verse entre dos
muertes irreversibles, escogió  la más  gloriosa.  Junto con sus compañeros decidió  vender
cara  su vida,  pero la lucha era desigual.  De nada valían el arrojo y  la valentía de semejantes
defensores.

Guaicaipuro  con su espada consiguió  herir a algunos de  sus contrincantes, arrojándose  en
medio de sus enemigos.  Su  cuerpo quedó cubierto de heridas. Así rindió gloriosamente su
vida y  así defendió sus ideales con gallardía. A  su lado yacían los  cuerpos de sus 22
acompañantes ( Nectario M., 1947: 51, 53-54).
En los estertores de la agonía decía en su lengua: "Venid, venid  extranjeros; venid a ver cómo
muere el  último hombre libre de estos montes" (Lector venezolano, 1986: 40).
Este  horrible suceso acobardó a los indígenas y los llevó  a someterse. Los Mariches también
cedieron, 500 de ellos se  trasladaron  a  Caracas  a ofrecer sus  servicios a  los  españoles.  Al 
correrse  el  rumor de ataque urdido contra la ciudad,  entre  las filas  indígenas,  los alcaldes
lanzaron una especie  de  sumario contra  ellos y 23 de sus caciques fueron  injustamente
empalados (H. Nectario M., 1947: 51, 53-54).  
Guaicaipuro  según uno de sus biógrafos  "de haber nacido  en las luchas de los romanos,
habría sido Espartaco, y si en los días gloriosos de la Grecia, Pericles" (Cova, 1939: 31).

Familiares del cacique

Su  único  amor  fue Urquía y su  primer  hijo  fue  Baruta, guerrero  que lo acompañó en todas
sus  luchas contra la  usurpación extranjera; Tiaora y  Caycape el nombre de dos hermanas, se 
anotan también los nombres de sus seis hermanos que vivían con él, así  como  también 


Pariamanaco y Quetemine, hijos de la  princesa Tiaora  le  acompañaban  en las guerras; se
anotan  también  seis sobrinos suyos y un nieto.


Muerte de Guaicaipuro y ritual en las exequias 

A  la muerte del cacique su esposa, la princesa Urquía, y  su hijo Baruta presiden las exequias.
Los restos fueron colocados en una vasija adornada con  cañas bien  labradas y el sepulcro
interno se le acomodó con sus  armas, la comida y la bebida que le alcanzara hasta que el
cacique encontrara  a sus padres, parientes y amigos. De acuerdo con la  tradición  caribe,
durante ocho días le cantaron las  proezas en  los rituales que presidía el piache de la tribu de
los indios  Teques. Los instrumentos  indígenas, entre ellos, la  flauta,  le  tocaban música de
difuntos.
Como el bohío había sido destruido por el fuego la  ceremonia acostumbrada se realizó en las
afueras, no obstante, los  cánticos y ritos necesarios para alejar y lograr que los espíritus malos
no acompañaran  al  guerrero en su ruta final fueron  realizados  tal como era la costumbre.
Corría el año 1568 (Gómez, 1996: 54).



Manaure




Sabía usted que allá  en Falcón
en esos primeros tiempos
un señor, un gran señor
gozaba de  mucho aprecio?
Tenía en la mano el poder
político y religioso,
tenía también el amor 
de su pueblo cariñoso. 


En Aruba y Curaçao
como en el propio Bonaire
se respetaba el señor 
con elegancia y  donaire.
Por reclamar sus canoas
una vez fue encarcelado
y las huestes alemanas
se quedaron muy calladas.
Se internó en la tierra adentro 
después de este allanamiento
para cuidar a los suyos
con pasión, celo y portento.
Según lo cuenta la historia
en una hermosa leyenda
que el río Meta le albergó
sus patrimonio, sus prendas. 
De la tierra las sacó
estas famosas alhajas
y a ella las devolvió 
todas, todas sin migajas.
También cuenta la leyenda 

Cuando quería recorrer
sus predios por cualquier causa
sus vasallos lo llevaban en hamaca
con parsimonia y con pausa.
Otras veces el cacique
lo paseaban  en andas
con vitola y sin bufanda.
En mi patria, patria nuestra
era admirado y querido
en Falcón,  en Maracaibo
y en Yaracuy conocido. 

8
que los  fieles Caquetíos
construyeron las calzadas
pa' cubrirlo del resfrío.
Cuando el Meta allí inundaba
el gran señor no sufría
porque el paseo provinciano
sus pies siempre protegía.
El cacicazgo ofreció
era único en este lar,
pero nadie agradeció
su talento y su crear. 
Era grande su abolengo,
su sabiduría y su gracia
que parecía que esa estirpe
no le nacía de su raza.


Detentaba un
importante
cacicazgo 
MANAURE

Caquetío  o Caiquetío, fue un grupo indígena  venezolano  que habitaba la costa nororiental de
Venezuela -territorio del  Estado Falcón  y lago de Maracaibo, alcanzó también parte de Lara 
hasta las riberas del río Yaracuy-. Sus predios llegaron hasta las islas de Curaçao, Aruba y
Bonaire. 
Adoraban al Sol y a la Luna, tenían un sacerdote y  curandero denominado piache, pero le
atribuían al cacique  poderes: políticos, religiosos y mágicos.
Dominaron  los  territorios llanos. Eran de alta  estatura  y bien parecidos, con la piel algo
blanca y las mujeres  sobresalían por  su belleza. A la llegada de los españoles esta  tribu
estaba dominada por Manaure conocido como el señor de Paraguaná. 
Manaure  cacique que al comienzo del siglo XVI, habitó en  la región de Coro.  Detentaba un
importante cacicazgo, quizá el único constituido así en  Venezuela. Además del poder  político
también reunía poderes religiosos que lo hacían aun más  respetado por  su pueblo; era un
hombre valiente, pero con  mucha prudencia, pareciera  que sus aprendizajes en estas lides
los había  adquirido muy  al estilo europeo. Según noticias aportadas por  cronistas  e 
historiadores del  siglo  XVI,  en  sus  recorridos  Manaure  era transportado en hamaca o en
andas cargadas por sirvientes.
Su  influencia  parece haberse extendido hasta las  islas  de Curaçao,  Aruba  y Bonaire y en
todo el  territorio  del  actual Estado  Falcón, llegando hasta las riberas del río Yaracuy.
Colindaba  al  sur con caribes y al sureste con jiraharas. Vivía en  un poblado grande llamado
Todariquiba situado en las cercanías de  la actual  Sabaneta a orillas del río Mitare, de donde
se trasladó a Coro a partir de su fundación, razón por la cual aquel recibió  el nombre de
Pueblo Viejo. 
En  ese entonces en Coro, sólo se conocían la casa  fuerte   y  el asentamiento de Juan de
Ampíes.
Manaure entró en contacto con los españoles hacia  1522-1523 por  medio de dos caciques 
vasallos, Baracuyra y  Baltasar,  quienes visitaron  a  Gonzalo de Sevilla, agente de Ampíes en
Aruba.  Por  medio de sus emisarios, Manaure estableció una alianza con  Ampíes y al 

marcharse Sevilla para Santo Domingo  en 1524, ambos caciques Baracuyra y Baltasar, le
acompañaron.
Debido  a que esas costas de  Tierra Firme eran el  punto  de llegada  de traficantes de
esclavos y aventureros Ampíes tuvo  que sufrir  en  carne propia esas visitas. En  1525,  fueron
llevados presos a Santo Domingo más de 150 indígenas para ser vendidos como esclavos;
entre ellos iban varios familiares de Manaure.  Ampíes  y Sevilla  lograron rescatar a algunos
de ellos.  Al  devolverlos  a Coro, acto que los llevó a sellar la alianza entre ambos caudillos. 
En  1531,  después  del regreso de Ambrosio  Alfinger  de  su primera  salida tierra adentro,
Manaure fue encarcelado por  haber reclamado unas canoas suyas apropiadas por los
alemanes. Una vez liberado  se refugió cerca de Coro, en busca de seguridad  para él  y sus
familiares. Hacia 1532 se había retirado con su gente  a unas 50 ó 60 leguas  (250-300 km)
tierra adentro. 
Una  leyenda del siglo XVII reseñada por Pedro Manuel  Arcaya dice  que este viaje lo  realizó
Manaure hasta una laguna  situada cerca  del río Meta  con el fin de lanzar allí objetos de oro
que tenía  en  cantidades el cacique. Según esta   misma  leyenda  las calzadas  prehispánicas
de Barinas, anteriores  a estos  hechos, habrían sido construidas por los Caquetíos para
facilitar el paso  del cacique Manaure  y su comitiva por las llanuras inundadas. 
Murió  en  1549 (Diccionario de Historia de Venezuela.  1997: 20. Tomo I).


TAMANACO



TAMANACO

Cacique  de los indios Mariches y Quiriquires  quien  mantuvo una tenaz  resistencia a los
españoles en su territorio. Su  forma de enfrentar al enemigo era única, no pedía ni daba
cuartel. Igual que  el bravo Guaicaipuro, su misión era sacar de sus  predios  al invasor. 
Según  el Hermano Nectario María, poco después de la toma  de posesión  del gobernador de
la provincia de  Venezuela  Diego  de Mazariegos, el 5 de diciembre de 1570, éste  se interesó
en lograr la pacificación de las tribus del valle de Caracas,  especialmente de los Mariches y
para ello nombró a Francisco Calderón,  teniente de  la  recién fundada ciudad Santiago de
León  de  Caracas quien delegó  en el capitán Pedro Alonso Galeas la jefatura de  una  expedición            de 80 hombres, destinada a  someter a los Mariches,  con ellos  iban  Garci González
de Silva  y el cacique  Aricabacuto  o Aricabuto, quien sirvió de guía. 
González de Silva logró ubicar el refugio de un grupo de unos 200  indios. Tamanaco, avisado
de este hecho, se presentó  en  el sitio  con  unos  300 hombres y se libró un  combate  que
resultó indeciso;  ante esto Galeas decidió buscar a Tamanaco y  entró  en contacto con el
cacique Tapiaracay, quien pidió que le enviasen el cacique Aricabuto en muestra de amistad,
pero Tapiaracay  intentó infructuosamente  de  emboscar a  Aricabuto.  Los  acontecimientos
indujeron a acelerar la captura de Tamanaco, hecho que se  produjo pocos  días después.
Luego de una lucha feroz, González  de  Silva pudo  someter  a Tamanaco. Se le condenó a
muerte,  pero  ofreciéndole  la vida si lograba vencer en una lidia cuerpo a cuerpo a  un perro
bravío de  González de Silva (Fundación Polar, 1997: 16).
De  una  dentellada el perro detiene al indio.  Este  cae  al suelo.  En  el primer asalto le
desgarra el cuello y  el  otro  lo degüella. El perro continúa encarnizado hasta que le desprende
la cabeza al insigne guerrero. Con la cabeza del indio en una  estaca entró  triunfante  a
Caracas Pedro Alonso  Galeas. Cuando  Garci González  llegó  a su casa encontró muerto el
perro  y  su  cabeza igual  que  la del valiente cacique prendía también  de  una  pica. Corría el 
año 1573 (Herrera Luque, 1982: 19).   

PARAMACONI

El  nombre  de este valiente  tiene como  significado  caimán pequeño,  por  su sagacidad,
fuerza y habilidad,  también  era  de buenos  modales,  cortés y de buen trato. Cacique  de  los
indios Taramainas (llamados también Toromainas) que habitaban en la  zona nor-central de
Venezuela. Su origen Cumanagoto lo sitúa en la raza caribe.  Tribu  que tiene como norma
asignar  pruebas  duras para poder elegir a su cacique. 
Paramaconi  aliado con Guaicaipuro, fue uno de los jefes  de la  sublevación general de
indígenas de esa zona  que  estalló  a mediados  de  1561. Mientras Guaicaipuro atacaba las
minas  de  la región  de Los Teques,  Paramaconi asaltaba con sus  guerreros  el hato  de San 
Francisco. Durante este combate, una  estampida  de ganado  vacuno que tenían los
españoles asustó a los Taramainas  y los  obligó  a retirarse. Después, Paramaconi y otro
indígena  de nombre  Toconai se enfrentaron en un encuentro personal  con  Juan Rodríguez
Suárez y Juan Jorge Quiñones, logrando herir a  Suárez, el  compañero  de Paramaconi
resultó muerto, pero  el  cacique  se salvó escondiéndose en el monte. Tomó parte con otros
caciques en el  asalto  a la villa del Collado, obligando a Fajardo  y  a  sus gentes  a retirarse
del litoral y regresar a su isla. Hacia  1568, Paramaconi  y sus hombres ayudaron  a
Guaicaipuro para atacar la ciudad  de Caracas,  pero la operación fracasó; Paramaconi  y  los suyos fueron atacados por Losada y su gente. A  comienzos  de la década de 1570, Garci González  de  Silva asaltó  de  noche el bohío del 
cacique, el cacique  se  dedicó  a salvar  a las mujeres en este descuido, recibió un sablazo por
la espalda,  pero el guerrero no dio muestras de dolor  y arremetió contra el enemigo. Soltó su macana y se entabló una lucha cuerpo a cuerpo,  la  lucha seguía, pero el español quería
acabar  con  el indio y le infringió una nueva herida en el hombro izquierdo. Cayó en el
precipicio, y el español creyó que el indígena había muerto. 
Paramaconi  se recuperó de sus heridas y meses más  tarde  se sometió a los españoles y
mantuvo estrecha  amistad  con  Garci González  de  Silva, olvidando todo lo ocurrido. Era  el
año 1572 (Fundación Polar, 1997: 492. Tomo III).

NAIGUATA

Su nombre significa "pico" o "atalaya". Cacique de la  región central. De familia caribe. De
aspecto arrogante,  dado  a  la ensoñación  y a la contemplación, de carácter afable.  Combinó
su función  con  la  de Piache. Su dominio abarcó una  inmensa  zona costera  que
 comenzaba en el río Anare hasta los  predios de Guaicamacuto. 
En  cierta  oportunidad recibió a los soldados  de  Rodríguez Suárez,  ofreciéndoles un
agasajo, pero durante la fiesta uno  de los invitados  hirió  a una gaviota, lo cual le  causó  un
 gran disgusto. Quiso castigarlo por la hazaña tan negativa, pero no  lo consiguió,  entonces
 tomó  la ley en sus manos y  cuando  quiso  vengarse, una bandada de gaviotas se lo impidió,
esa presencia le indicaba que debía perdonar al agresor.
Tenía  parentesco cercano con la cacica Isabel, la  madre  de Francisco Fajardo, a quien
favoreció cuando éste llegó en 1555  al litoral  y también en las dos oportunidades siguientes,
de 1557  a 1567.  Acudió  al llamado de Guaicaipuro cuando a fines de  1567  o comienzos  del
año siguiente se propuso destruir la ciudad  de Caracas. Pero Naiguatá y  los demás caciques,
fueron derrotados, mientras  aguardaban  la incorporación de  Guaicaipuro  (Fundación Polar, 
1997: 307. Tomo III).
ARICABACUTO

Cacique  que  perteneció  a  la tribu  de  los  Mariches.  Se enfrentó a Francisco Fajardo en
1567. Formó parte,  en 1568, de la alianza  de  caciques indígenas liderada  por  Guaicaipuro
contra Losada.  Según  el historiador José de Oviedo y Baños,  para  1572 Aricabacuto  había 
hecho amistad con los españoles y a finales  de ese  año sirvió como guía a Pedro Alonso
Galeas, nombrado  por  el teniente de Caracas, Francisco Calderón, para que pacificase a los Mariches.  Esta alianza no le agradó a otros indígenas de  la  región. El cacique Taparacay
para vengar esa deslealtad, solicitó al español  le  enviara al cacique para que  actuara  como
mediador;  como  el cacique   no estaba Galeas mandó un hijo  y  otros  familiares  del indio
quienes murieron en una emboscada. A su  regreso Aricabacuto intentó vengarse dando
muerte a mujeres y niños indígenas  que  habían sido hechos prisioneros por Garci  González
de Silva, quien impidió la acción (Horacio Biord Castillo, 1997: 219. Diccionario  de Historia de 
Venezuela. FUNDACION POLAR. Tomo I).      

CAYAURIMA

Cacique  de los indios Cumanagotos de la provincia  de  Nueva Andalucía  o Cumaná. Logró
imponerse como jefe de  su  parcialidad después  de  someter  a varias tribus en la  región
oriental.  Se caracterizó  porque cojeaba, pero esto no amedrantó su valentía  y su bravura
indómita.  
Enfrentó  varias expediciones: el primero de sus enemigos fue Jácome de Castellón, en 1570, 
de Diego Fernández de Serpa, la  de Garci González de Silva, enviado  por el gobernador Juan
de Pimentel,  con la misión de pacificar y reducir  a los indígenas de  la región  situada  entre
los ríos Unare y Neverí  con  el  fin  de incorporar  dicho territorio a la provincia, pero la fuerte
resistencia de  los indígenas lo impidió, y en 1585, la  de Cristóbal Cobos,  mandado por la
Audiencia de Santo Domingo para  someter  a los  rebeldes  de la   provincia oriental. Sobre 
esta  última  la historia cuenta  lo siguiente: al primer encuentro, luego de  tres horas  de
combate, la habilidad de Cobos en  este tipo de  enfrentamientos  le permitió avanzar hasta el
jagüey de  Macarón,  Cayaurima pidió ayuda a otros caciques y  logró  sorprender  a los
conquistadores, en la batalla de Macarón.
Cobos  al  frente de la caballería,  pero  Cayaurima creyó obtener la victoria fácil,  porque
contaba  con más hombres,  pero la  astucia de  los soldados españoles le  permitió  penetrar
en las  filas enemigas y al reconocer al cacique, entablaron  con  él una  lucha  cuerpo  a 
cuerpo hasta que Cobos  los auxilió.  Así lograron  apresar al cacique.
Los indígenas se rindieron y ofrecieron  cumplir las  exigencias  de  los conquistadores  porque
querían  la  libertad  de  su jefe,  después colaboraron con la construcción de las  casas   del 
asentamiento de San Cristóbal de los Cumanagotos. Como  cumplieron la  promesa   Cobos  liberó a Cayaurima   (Fundación  Polar,  1997: 761. Diccionario de Historia de Venezuela. Tomo I).   CHIPARARA

Cacique  de  varias tribus que  habitaban la  región  de  San Sebastián   de los Reyes, cercana
al río Portuguesa. Esos   indígenas fueron desplazados de su terruño por los españoles con el
fin de  construir  sus  propios  hatos. Por tal  motivo, se  dieron frecuentes  enfrentamientos  en 
esa región  -hoy Estado Guárico-.  Para poner fin a esa situación el gobernador y capitán general  de la  provincia de Venezuela,
Diego Francisco de Quero,  propuso  al capitán Diego Velásquez de  Ledezma, encargarse de
su pacificación en febrero de 1563. Velásquez se fue llano adentro llegando  hasta  las riberas
del río Portuguesa el 1º de marzo. 
Con sus hombres y con la colaboración de indígenas  Guamonteyes  cruzó por varios ríos y
caños hasta encontrar el río  Blanco, donde  se enfrentaron con indígenas armados con arcos,
flechas   y macanas.
Después  de una larga lucha desarmaron y  apresaron a  los  rebeldes  sin disparar las armas
de fuego. Entre los prisioneros tomados, hombres,   mujeres y niños,  había  varios  que se
desempeñaban como jefes, de los cuales el más conocido y destacado era  Chiparara, quien 
dijo lo siguiente: " que era el "Principal Grande" entre su  gente y los Otomacos;  que  sus
dominios  se extendían por  las riberas del río Blanco; que siempre había sido enemigo  de los
españoles a quienes consideraba unos "bellacos  y mentirosos" y los había enfrentado en varias ocasiones en compañía de  Caribes, Alquirires, Amaibas, Atapaimas, Otomacos,
Achaguas  y Bateas; que también era enemigo de los Guamonteyes, tribu coaligada  con los
españoles; que atacaban los hatos en busca de carne  y de caballos, y con la esperanza de
que los "blancos" huyeran y los dejaran  en posesión de sus antiguas tierras; y, por  último, que 
no deseaba acordar la paz con los españoles, ni aceptar a su rey, ni sus leyes y costumbres." 
Después   de  levantar  el acta  con los testimonios  de  los prisioneros, Velásquez procedió a
repartirla entre sus hombres  y a organizar la marcha de regreso (Ildefonso Méndez Salcedo,
1997: 800.  Diccionario de Historia de Venezuela. FUNDACION POLAR.  Tomo I).  
MAGUARE

Cacique Caribe de la región media del río Orinoco. En 1642 el gobernador  de  la provincia de
Trinidad y  Guayana,  Martín  de Mendoza  La Hoz y Berrío, logró atraerse a Maguare, a quien
hizo bautizar en Santo Tomé dándole por nombre el suyo. Continuaba  con la política de
alianza hispano-caribe que había iniciado su antecesor  Diego López de Escobar. 
Maguare recibió de los españoles el título de general, y a él y a su tribu se les dieron armas de
fuego para que en sus curiaras  recorriesen  el Orinoco y se  enfrentasen con los extranjeros
que asolaban los establecimientos españoles de Trinidad y Guayana. 
Maguare  acompañó  al gobernador Mendoza cuando se  fundó  el fortín de Nueva Cantabria
en Cabruta.  En 1647, el jefe caribe  se encontraba allí, donde se entrevistó con fray Jacinto de
Carvajal, sacerdote dominico llegado del Apure. El gobernador Mendoza  murió en 1656. Con
su muerte se perdió la huella de Maguare. Al  desaparecer  esos  dos personajes quedó rota la
alianza  (Manuel Pérez Vila. 1997: 11. FUNDACION POLAR. Tomo III).  
CONOPAIMA
Cacique de la región de Los Teques. Cuando matan a  Guaicaipuro  alcanza  el cacicazgo, se
distinguió como  defensor  de  la integridad  de  su gente. Su arrojo y valentía al comienzo  de su misión, pero el amor lo hizo cambiar de estrategia,  dedicándose a su mujer y a sus hijas,
por este motivo no se atrevió a vengar  al Valiente Sorocaima.
En 1568 participó en el sitio de Maracapana y en 1573 guerreó contra  Garci González de
Silva. Como jefe se distinguió  en  Las Adjuntas.  Según el historiador José de Oviedo y Baños,
Conopaima  no  se  rindió después de contemplar la horrible  mutilación a la  que  fue
sometido Sorocaima y de haber sido capturadas por los  españoles  una  de sus esposas y dos
hijas de su compañero  Acaprapocón (Horacio  Biord Castillo, 1997: 986. Diccionario  de
Historia  de Venezuela. Tomo I).       
Acabó con mitos y creencias dentro de su tribu: pensaban  que hombre  y caballo eran uno  y 
que existía un animal de dos  cabezas. Estas creencias acobardaban a su gente haciendo que
perdieran fuerza al enfrentarse a sus enemigos. 
En  la versión del historiador García de La Torre  se  cuenta que el cacique con su bella esposa
bajaron al río y los  españoles en  una  emboscada la hirieron a ella. Al subir a  la  curiara  se
percató que moría y juntos se tiraron al río para morir con  ella, pero   un arcabuz acabó con su
vida. Sacaron sus cadáveres y  los enterraron en las inmediaciones al pie de un árbol
gigantesco que con el correr de los años produjo flores bellísimas  las  cuales sirvieron  de
alegoría al decirse que eran los suspiros de  Conopaima y su bien amada princesa Tequeña
(Gómez, 1996: 49). 
PARNAMACAY

Cacique Tarma de la costa central que se opuso a la  conquista   del valle de Caracas y zonas 
adyacentes. Su  dominio  estaba ubicado entre la costa barloventeña y el valle de Los
Guayabos. En 1568  se alió con  Guaicaipuro  y otros caciques de la región  con  el fin de
correr a los españoles del valle de Caracas, pero fracasaron.  Junto  con el cacique
Prepocunate (también aparece Prepocunare)  y  los indígenas de los pueblos  de ambos,
 fueron encomendados a Julián de Mendoza;  la imposición de  este  vasallaje originó  una
serie de actos violentos, entre ellos la muerte  del encomendero,  no  sin  antes capturar y
secuestrar  a la  esposa, Dolores Ruiz y a sus dos menores hijos por quienes pide rescate  y un
 trato  justo a su tribu.  Los indígenas  se impusieron  y participaron en sendas comisiones
enviadas por los españoles  bajo el mando de Sancho  de Villar y Francisco de Vides,
respectivamente. En 1573, después  de un combate en el cual pereció Prepocunate,
 Parnamacay  no le quedó más alternativa  que rendirse ante Garci González de Silva, a quien
se le había encomendado la pacificación de los Tarma. El nombre de este  cacique ha sido
también escrito Paramacay y Parmanacay (Horacio Biord Castillo, 1997: 503. Diccionario   de
 Historia de Venezuela.  FUNDACION  POLAR.  Tomo II).

TIUNA

Indio  de  la región de Curucutí, guerrero  caribe,  de  gran tamaño  y  fuerza física comparable
con el  indio  Chacao,   de  carácter  tan dulce que su madre decidió llamarlo Tiuna  que
significa luz del amanecer y caudal de agua cristalina; creció  bajo el tutelaje  del Cacique Catia
quien le enseñó los secretos de  la guerra  y de las formas de hacer gobierno, por este motivo
se le igualaba  con Tamanaco. Su valor sólo se asemejaba  al de  Yoraco. Su dominio estuvo
entre Fila de Mariches y Valles  del  Tuy.  Su preparación  incluyó  las artes que daban el
conocimiento  y la sabiduría  de los piaches. Su hombre de confianza  era  Aramaipuro llamado
ponzoña de abeja-. En Cayapa derrota a Rodríguez Carpio.

Se  enfrentó  a Losada en la batalla de Maracapana  en  1568, donde  reunió a los jefes:
Naiguatá, Uripatá, Anarigua,  Mamacuri, Querequemare,  Prepocunate, Araguaire, Guarauguta
con  siete  mil guerreros. Aricabuto y Aramaipuro, con tres mil flecheros.  Cuando
esa concentración indígena reunida en Maracapana decide,  ante  la ausencia  de Guaicaipuro,
una parte dispersarse y la otra avanzar hacia  la  recién fundada ciudad de Santiago de León
de Caracas, Losada  logró  poner  en  retirada  a  esta  última  luego  de  un sangriento
combate; sólo quedó Tiuna en el campo  y  desafió  a Losada  con  una media espada
enastada en palo de guaica.  Losada delegó  en Francisco Maldonado la contestación al reto,
pero  éste fue herido por un lanzazo de Tiuna; en socorro del herido intervinieron  Juan
Gallegos, Gabriel de Avila,  Gaspar Pinto, Francisco Maldonado,  Antonio Pérez, Alonso 
Andrea, Juan de San Juan y  Juan de Gómez; Tiuna  logró herir a Gallegos, a Pinto y a San
Juan  y fue muerto de un flechazo disparado por un indio criado por Maldonado. Muere en
1568 (Fundación Polar, 1997: 50. Tomo  IV).    
CARAPAICA

Cacique Taramaina que se distinguió por su valor en  combate. En 1567, formó parte de la
resistencia indígena junto con Guaicaipuro. En uno de los encuentros armados, Carapaica 
logró arrebatarle la espada al capitán Rodrigo Ponce León, la cual  utilizó en la batalla  de  La
Quebrada, según el historiador José de Oviedo y Baños,  para enfrentarse al mestizo Alonso 
Ruiz  Vallejo  (Horacio Biord  Castillo, 1997: 680. Diccionario de Historia de  Venezuela.
FUNDACION POLAR. Tomo I). 
GUAICAMACUTO
  
Cacique del litoral central, guerrero taimado y astuto que le encantaba el comercio de bienes
materiales o no, establecido cerca de  la  actual población de Macuto, recibió  pacíficamente  a Francisco Fajardo cuando éste llegó a la región por primera vez en abril  de 1555 y  también la
segunda, alrededor de 1557.   
Se  unió con otros caciques y promovió La Alianza de Uvero con Terepaima, Catia,
Parnamacay.
Atacó  a  Rodríguez  Suárez en el sitio conocido como Las Lagunetas donde perdió la vida este
español. Allí obtuvo la  ayuda de Guaicaipuro y Terepaima.  
Fueron los abusos cometidos por la gente de Fajardo  asentada en El Panecillo, los que
disgustaron a los aborígenes,  y  Guaicamacuto,  junto con Paisana y otros, fueron los
dirigentes de  la rebelión  que estalló en 1558 contra los españoles. Valiéndose  de una
estratagema,  logró atraer fuera de las empalizadas  de  la población al capitán Jorge Juan
Quiñones y a un destacamento,  que fue  atacado  y  casi  totalmente  destruido por los
indígenas,  resultando Quiñones mortalmente herido, a raíz de  estos  sucesos Fajardo se
retiró de El Panecillo ese mismo año. 
Después del fracaso de un tercer intento de Fajardo en  1562, los indígenas del litoral se
mantuvieron libres del dominio  español. En 1567, llegó a la zona donde vivía Guaicamacuto y
su tribu, un buque español, que yendo hacia Cartagena de Indias, fue  perseguido por un
corsario francés y  buscó refugio en la costa. Los de Guaicamacuto se apoderaron  del buque,
mataron a sus tripulantes y lo quemaron, después de haberlo saqueado; entre el botín obtenido
había unos objetos del culto destinados al obispado de Charcas, en  el Alto Perú (Bolivia). 
Hacia  fines  del  mismo año, bajando de  Caracas,  llegó  al territorio  de Guaicamacuto  el
conquistador  Diego  de  Losada.  
Cuando  Guaicaipuro convocó,  poco después, una gran  alianza   de caciques para atacar y
destruir la ciudad de Caracas, Guaicamacuto  acudió  a  su  llamado, pero al  fracasar  ese
intento,  decidió  rendirse  a  Losada junto con otros caciques  y  sus  respectivas tribus
(Manuel Pérez Vila, 1997: 576).   
GUAIMACUARE

Cacique de la región de Chuspa y Caruao en el litoral central de Venezuela, que al llegar a
esos lugares en 1555 el conquistador mestizo Francisco Fajardo  hizo amistad con él. Cuando
el conquistador regresó hacia 1557 en compañía de su madre  y de una  hueste para  poblar,
Guaimacuare y otros caciques de  la región,  entre ellos  Paisana,  lo recibieron pacíficamente
y le instaron  a establecerse allí, como lo hizo en El Panecillo en 1558. Los  abusos cometidos
por los españoles indignaron a los  indígenas,  quienes decidieron sacarlos del lugar. 
Los  dos caciques no coincidían en las acciones a  emprender, pues Guaimacuare era
partidario de contemporizar y  Paisana  de atacar  de  inmediato. A pesar de que prevaleció el
criterio  del segundo, Guaimacuare tuvo tiempo de prevenir a Fajardo y éste pudo rechazar  el 
asalto. Confabulados ambos le tendieron una celada  a Paisana, quien al intentar hablar con el
conquistador fue apresado y ahorcado junto con varios de sus compañeros.
En  el  curso del año siguiente volvió  el  conquistador  con nuevas fuerzas y  después de
haberse puesto de acuerdo con Guaimacuare y  de pedir autorización al gobernador  Pablo
Collado, fundó la  villa  de  El Collado en la zona de Caraballeda en  los  primeros meses  de
1560. Al parecer, Guaimacuare apoyó a Fajardo   en  los conflictos  de  éste con Antonio
Cobos, justicia  mayor  de Nueva Córdoba (Cumaná), cuyas respectivas jurisdicciones no
estaban bien delimitadas.
Participó  en  la insurrección  de indígenas  del  valle de Caracas  y del litoral, acaudillada  por
Guaicaipuro  y   Guaimacuare,   ahora  enemigo  de los españoles. Muerto  éste  en  1568, 
Guaimacuare  continuó guerreando contra los españoles, quienes  se vieron obligados a
organizar en 1570 ó 1571 una operación combinada   de las  fuerzas de Caracas y de Caraballeda para  someter  al cacique  y  sus  hombres, que refugiados en  los  montes
cercanos ponían  en peligro la comunicación entre las dos ciudades; pero  a pesar  de esto los
defensores fueron obligados a retroceder,  perdiendo a Gaspar Pinto, regidor de Caraballeda. 
El  cacique permaneció insumiso, pero poco a poco  fue   cediendo cuando algunos de sus
hombres entraron en contacto con  los españoles  o murieron combatiéndolos. Este aguerrido
indígena  es conocido  como  Caruao o Carguao (Manuel Pérez Vila,   1997:  576. Tomo II).
GUANAUGUTA o GUARAUGUTA

Cacique de una tribu que a mediados del siglo XVI habitaba la  región  hoy conocida como
Catia La Mar. Se le  conoce  como  Guarauguta. Se tienen de este cacique dos noticias
concretas. En 1563 al regresar  de España el conquistador Diego García  de  Paredes,
nombrado  gobernador de Popayán, decidió desembarcar con  algunos hombres  en los
predios de Guanauguta con el fin de saludar  a  su amigo el conquistador Luis de Narváez. El 
cacique los recibió  con amabilidad  y  los obsequió con un banquete, sin  que  sospecharan los
invitados que se le tenía preparada una emboscada.
Terminada  la reunión los españoles fueron  sorprendidos  por los indígenas quienes les dieron
muerte de inmediato, entre  ellos a García  de Paredes, Alonso Zapata y Francisco de Las
Casas, el 4 de septiembre del mencionado año. 
Posteriormente, en 1568, Guanauguta concurrió con sus hombres a  la convocatoria realizada
por Guaicaipuro a 16 caciques  de  la costa  y la serranía para atacar en masa a la recién
fundada Santiago  de León de Caracas. En poco tiempo lograron  reunir  varios miles de
hombres que serían conducidos por Guaicaipuro, pero  éste no  se  presentó a tiempo al sitio
de Macarapana, lugar  donde  se concentraron los  indígenas, lo que dio tiempo a los 
españoles  de emprender  la defensa de la ciudad y arremeter con  éxito  a  los atacantes.
Muere  en 1563 (Ildefonso Méndez Salcedo,  1997:  584. Tomo II).                             CUAIRICUARIAN

Indio Mariche que da su vida por la de su cacique Chicuramay. Según  el historiador José de
Oviedo y Baños cuando en  1569  los alcaldes ordinarios de Santiago de León de Caracas
Pedro Ponce  de León  y  Martín Fernández de Antequera, condenaron  a  muerte  por
empalamiento  a 23 caciques acusados de  rebelarse en  contra  del dominio  español
Chicuramay era uno de  ellos. Cuairicuarián  se presentó  antes de iniciarse el suplicio y en
voz alta les señaló que la persona que tenían por Chicuramay   era inocente porque  él  era el 
verdadero  Chicuramay y como tal  venía  a  entregarse  a cambio  de la libertad de la persona
allí  sometida.  Cuairicurián fue  torturado antes de asesinarlo. Con ese gesto de fidelidad  se salvó  la vida del cacique Chicuramay. Según el  hermano  Nectario María los hechos relatados
no se llevaron a cabo (Fundación Polar, 1997: 1112. Tomo I).  

TEREPAIMA

El  nombre  de este cacique tiene como significado  "río  que  corre  en  una hondonada o 
valle". Este nombre se  le  dio  porque tanto los Meregotos como los Anaucos observaban  el
relieve de la zona  que habitaban. El dominio de este indígena es  muy extenso, gracias a sus
habilidades políticas y diplomáticas.
Terepaima  se  propuso vengar al cacique Yoraco,  Caribe  que habitó en la región de Tácata. 
El hecho de dar muerte a Rodríguez Suárez lo colmó de  gloria y le permitió convertirse en
leyenda, a la vez que le facilitó  su ascenso a cacique, aspecto que le había sido negado en su
tribu.
En 1561 venció a Luis Narváez que había usurpado sus predios.
Losada pretendió vencer a Terepaima, pero no lo consiguió. 
Después  Garci González de Silva logró conversar con  el  cacique, pero el indio volvió a la 
lucha en defensa de su territorio. Muere en  uno de esos enfrentamientos con el  conquistador,
a mediados de la década del 70 (Gómez, 1996: 33-36).                                                                      YARE

El  cacique  Yare  jefe de los  Quiriquires,  Aruacos  y  Charagotos, fue también Piache y Sumo
Sacerdote. Vino al mundo en la tierra de los Cumanagotos. Habitó y dominó en lo hoy conocido
como Miranda,  Anzoátegui y Monagas. Cuando se enfrentó al  español  lo hizo con tacto y
valentía.
Este  bravo  indio  Caribe no sólo hizo temblar  a  Zerpa  en Maturín, sino también a Rodríguez
Suárez  en  Barquisimeto.  Para lograr este objetivo tuvo a bien aliarse con Terepaima. No se
vio menoscabado  por  actuar bajo las órdenes de este  cacique  y  con Tamanaco  a quien
consideraba su amigo incondicional tanto  en  la guerra como en la paz (Gómez, 1996: 30-33).            Fueron muchos los combates en los cuales tuvo honrosa  participación  en  la defensa de los
derechos indígenas, pero  hay  que reconocer que los conquistadores contaban  con  mejores
recursos para oprimir al nativo.
Cuando Yare supo la traición a la cual sometieron a  Tamanaco su  coraje le  energizó los
ánimos y en ese preciso  momento  juró vengar  a este valiente. Atacó con arrojo en muchas
oportunidades fue  vencido,  pero  siguió adelante hasta que un  día  le  dieron muerte  los
españoles. Su tribu le dio sepultura con  los  honores que merecía este insigne cacique
(Gómez, 1996: 30-33). 

YORACO

Nació  este bravo indígena en la región de Tácata.  De  porte atlético, alto y de gran
resistencia, astuto e inteligente.
El  nombre de este cacique tiene una connotación de  zorro  o diablo, zorro porque la astucia,
la habilidad, la maña,  son  características  de  este vocablo, diablo porque posee  poderes
sobrenaturales  o  divinos -en el buen sentido del término-  que  lo protegen en cualquier
adversidad. 
Cuenta  la  historia que el indio cuando era  joven,  en  una hermosa  mañana tomó el camino
que conducía al mar para visitar  a sus  parientes,  los Quiriquires, que habitaban en  la  región
de Cariaco.  Ese día, no sólo  vio lo profundo del mar, sino  también  embarcaciones españolas
que traían unos hombres que para él tenían un aspecto poco común. Este avistamiento le
causó gran pena porque  ya  las tierras que sus amigos hollaban habían sido invadidas  por
personas  muy extrañas. ¡Cuánta razón tenía y cuánta verdad  había en ese presentimiento!
Cuando  hizo el comentario en familia se enteró que su  padre cuando joven también presenció
la llegada de unas naves que traían gente de aspectos extraños. 
Esta  visita causó asombro y extrañeza entre la tribu  porque creyeron que era Amilavaca que
había retornado. Amilavaca era  una leyenda  donde se le consideraba un hombre blanco de 
ojos claros. He  ahí la confusión, por eso lo atendieron de aquella  forma  tan cordial.  Pero las
cosas empezaron a cambiar ya que el  trato  que recibían no era el esperado por ellos.   
Conocida  la historia en sus más mínimos pormenores,  decidió  emprender la lucha contra el
colonizador.
Regresó  a su tierra y con la protección que recibió  de  los piaches,  se educó siguiendo
fielmente sus  procedimientos. Este método era sumamente riguroso.
Yoraco gozaba  de  buena reputación y de  respeto  por  esos poderes y por las hazañas
guerreras contra la usurpación española.
Como buen estratega comenzó su trabajo ganándose la confianza de los Caracas, los Teques
y los Quiriquires.  No se dejó esperar. Inició su campaña aprovechando el  conocimiento del terreno, la lealtad de
su gente y el factor sorpresa. Llegaba,  atacaba y desaparecía como por arte de magia. Ese
poder se le ha  atribuido a  un amuleto que le habían preparado  los  piaches - según versa en
la historia- para protegerlo contra todo peligro y adversidad.
Sin  nada que agregar  se convirtió en un  verdadero  peligro para  los españoles, por eso le
enviaron a Juan  Rodríguez  Suárez para  que  acabara  con el  mito.  Se  enfrentaron,
guerrearon, descansaron, continuaron y decidieron que la lucha seguiría  hasta que uno de los
dos muriera.
Enardecidos los indígenas por la batalla entre los dos  titanes, tocaban pitos, tambores,
guaruras y daban gritos. Los  cuchillos  brillaban con la luz de la luna, hasta que decidieron
caballerosamente  retirarse  a sus puestos. Hicieron lo debido  y  con respeto y admiración
cada bando se retiró a su posada.
Volvió a la carga el valiente Yoraco contra Rodríguez Suárez, pero una lanza enemiga le dio
muerte.
Cuenta  la historia que Rodríguez Suárez se inclinó  ante  su adversario. Escudriñó la vestidura
buscando el tan sonado amuleto, pero  no  encontró  nada. ¡Vaya curiosidad  del  español  y
vaya creencia!  Ordenó  a su hueste que registraran el campo  donde  se habían  enfrentado
los dos guerreros,  pero tampoco  encontraron nada. El  amuleto absorbió también los poderes
sobrenaturales  y mágicos  de su dueño, quien podía desaparecer cuantas veces se lo
propusiera (Gómez, 1996: 36-40).  
SOROCAIMA

El  nombre  de  este cacique  significa  "pájaro  de  vistoso  plumaje".  Fue hombre  de
confianza de  Guaicaipuro,  según  las  versiones parece ser que era de la tribu de los Teques.
Lo  cierto es que  se formó bajo los cánones de la escuela  espartana,  esa misma en la cual se
formó Guaicaipuro.
Era  un hombre austero, rígido, severo, reservado.  Al  morir Guaicaipuro se sometió a las
órdenes de Conopaima.
Los  aborígenes  no  querían la guerra,  pero  los  españoles decidieron  a su antojo la suerte
de varios caciques como  fue  el caso de Guaicaipuro y Tamanaco. Con esas mismas leyes
empalaron  a varios  indígenas   acusándolos  de traición,   conspiración   y sentenciándolos  a
muerte. Valiéndose de toda artimaña se  ganaron la  confianza  de  algunos indios y con ellos
 acometían sus  más horrendos  crímenes.  De  allí que después que  obligaban  a  esos
vasallos para torturar y luego asesinar a sus antiguos jefes.  
Sorocaima atendía los mandatos de Conopaima, aunque debió ser a la inversa, a pesar de
esto  era el líder de un grupo de indígenas  Tequeños.  Se enfrentaba a los españoles y les 
 causaba  todo tipo de dificultades a la hueste que dirigían los invasores.
En 1570 se alió con Conopaima y Terepaima, pero los españoles lograron descubrirle su
escondite y en Los Carrizales fue emboscado con la intervención de un grupo de indígenas
obligados a descubrir su paradero, so pena de castigo. Sorocaima fue apresado, pero
Conopaima aguantaba el combate.
Como estrategia española Garci González de Silva dice en alta voz que Sorocaima perdería
su mano derecha, pero que si se  rinden  no,  y que al resto se le perdonaría la vida. Corría el
 año  1572 (Gómez, 1996: 46-49).
CHACAO

Según  los  relatos históricos Chacao era  un  individuo  impresionante:  de gran  tamaño,
fuerte, ágil, hercúleo y  con  una gran  fortaleza  que  era invencible en el momento  de  la
lucha. Maestro en la guerra relámpago y  con audacia y sagacidad preparaba ataques tipo
comando.
Su gobierno de tinte democrático, y, no se ha  escrito  sobre ningún tipo de maltrato.
Respetaba con decoro las reglas y principios establecidos por su pueblo. Le  daba un trato 
privilegiado a las mujeres y a los niños.
El cacique Chacao  era de raza Caribe y tal como su nombre lo indica tenía sus predios en el
lugar que hoy lleva ese nombre y un poco más allá. 
Como Yoraco era querido y respetado por su tribu.
En  1567 se enfrenta a Juan Gómez quien lo lleva  a  prisión. Cuando  Losada se entera que el
indio está preso intenta  dialogar con  él  para convencerlo que deponga las armas y lo ayude
en  su proyecto  de mejoramiento del valle de Caracas. Aceptó  el  pacto, pero al recobrar su
libertad olvidó su compromiso.
Renovó su alianza con Guaicaipuro. Se reunía con su tribu  al pie del Guaraira-repano (Cerro 
El Avila).
Cuando se evoca su personalidad se le compara su justicia y  sabiduría con la del Rey Carlo
Magno.
Como Losada que su punto vulnerable era ayudar a los  débiles le  mandan  el recado que un
tal Catario  había  secuestrado  dos indiecitos y que los tenía capturados  en contra de la
voluntad de su madre. Cuando el indio conversa con la señora jura  rescatarlos y
devolvérselos.  
Dio  instrucciones precisas a su servicio de  inteligencia  y ubicó  el paradero de Catario.
Dividió su ejército en dos  bandos: uno que se encargaría de hacer morder la carnada al
Catario y otro -incluyéndose  él- que iría directo al lugar donde  reposaban  los otros. 
El  éxito  no se dejó esperar. Los secuaces de  Catario  mordieron el anzuelo y el lugar quedó
casi despejado y los guardianes pocos  los  eliminó Chacao, pero  recibió  múltiples  heridas en
las piernas  y el costado. Cuando quiso remontar el muro sus  hombres  se percataron  que  u
jefe estaba herido. Al llegar a su choza  fue atendido  por su piache, pero como había perdido
mucha sangre  ya  nada se podía hacer para salvarlo. Su vida culmina en 1569 (Gómez, 1996:
51-54).
BARUTA
    
Después del ritual de la muerte del gran cacique Guaicaipuro, Urquía  su bella amada, recibe
de manos del piache la  corona  del inmortal guerrero. El cacique Baruta con humildad recibe
de  manos de  su  progenitora  el penacho con las cuatro  plumas  rojas  que honrosamente
llevara su padre.
Al colocarle la corona la madre le dijo estas palabras: 
Estas plumas rojas son el símbolo de la sangre de tu padre y de  tu pueblo derramadas por el
invasor que vino  a  arrebatarnos nuestra tierra. Defiéndelas con honor.
Baruta  lo  aceptó y lo cumplió. Luchó junto con  Tamanaco  y  Terepaima. En un
enfrentamiento contra el invasor es hecho prisionero  y  llevado donde González de Silva. Este
le promete  la  libertad  a  cambio de que se comprometa a ayudarlo en  su  plan  de desarrollo
de la zona. Le pide que firme un tratado de paz.
Igual  que Chacao promete, pero Baruta ya no quiere  usar  el  penacho  que  la princesa
Urquía a la muerte de su  padre  pusiera sobre su cabeza.
Se convirtió en un hombre de paz, ayudó a su gente a  reconstruir sus caneyes.
Murió  y fue sepultado siguiendo el ritual de su tribu.  Pasados  los años Francisco de La Hoz
Berríos construyó en  ese  lugar una parroquia en reconocimiento al valiente cacique (Gómez, 
1996: 54-56).
CATIA

Cacique  que  comandaba desde la fila de  Mariches  hasta  el litoral. Era un organizador nato y 
un valiente guerrero que no  se equivocaba  al enfrentar al invasor. Un excelente estratega en
el desplazamiento  puesto que conocía cada palmo del  territorio.  Su resistencia era su mejor 
punto de apoyo. Aunque hubiese  recorrido grandes  trechos no vacilaba al enfrentar al
enemigo.  Tenía como misión  enseñar  a los jóvenes guerreros las artes de  la  guerra. Entre
estos jóvenes se destacó el cacique Tiuna.
Fue  piache con enormes conocimientos de hechicería, magia  y artes curativas.
Hizo alianza con Guaicaipuro, Chacao, Guaicamacuto, Baruta  y Pariata.
Derrota  las  huestes  de  Garci González  de  Silva  en  Los Guayabos. Intentó el  comando  de
una  gran  alianza  entre  los aborígenes  para hacerle frente al enemigo común. Comando
 que le entorpeció el valiente Guaicaipuro.
Después  de  la muerte de Guaicaipuro  quiso  reorganizar  su lucha  y  comandar los grupos
de aborígenes,  pero  éstos  estaban llenos de desaliento y desmoralizados. Sus años le
estropearon  el intento.  Muere en 1568, luchando contra Losada (Gómez, 1966:  60-61).
 YARACUY

Hijo  del  cacique  Chilúa. Se dice que  comandaba  unos  500 indígenas que vivían en "El
Valle de las damas", entre las  cuales se contaban Tarananas, Yaritaguas, Torondoyes,
Achariguas y Zararas. Como los Caripes y Macaures no quisieron conformar esa alianza,
 entonces se unieron con los españoles para controversiar  al cacique Yaracuy.
Diego García de Paredes y el capitán Juan de Vargas quisieron  hacerle frente  a Yaracuy,
pero éste no se dejó atrapar gracias  a su poderío y a la fiereza de su tribu, destruyendo a los
invasores en la batalla de Cuyucutúa, en 1552.  
 Después  es  apresado  y condenado a muerte por  este  hecho, pero  logra desarmar al
guardia dándole muerte con su  espada.  Un soldado  que  estaba en las inmediaciones le dio
muerte. Yaracuy exclamó: "Muero, pero no muero solo" (Gómez,  1996: 62-63). 
MARACAYBO

Este cacique tenía una recia personalidad y gozaba de un gran poderío, también se le
consideraba como un semidiós por la leyenda y  disfrutaba  de un caudal de riquezas. De  trato 
autoritario  y firme, según se cuenta estaba dotado de poderes sobrenaturales.
Sus predios se extendían desde el lago de Maracaibo y el  río Magdalena, en el límite de lo
que se conoce como Cartagena.  
Logró  someter a algunas tribus de esa región. Una vez conseguido su propósito pudo hacer
frente al invasor, sin  dificultad. 
Los motilones supieron como gobernaba este cacique. 
Como  tenía un conocimiento de la aridez de la  región,  pudo resistir los ataques de los
invasores.
Maracaybo el cacique de los Onotos se opuso junto con las demás tribus circundantes del
Lago  a las entradas de los Belzares.   
Encontró  la muerte luchando contra un español que en vez  de auxiliarlo  lo dejó  agonizando
mientras lo  persuadía  para  que entregara sus riquezas a cambio de la libertad. 
Muerto  Maracaybo  no hubo otro que le diera la talla y  los  indígenas tuvieron que someterse
(Gómez, 1996: 64-65).
MARACAY
Cacique  de  cuerpo  hercúleo, energía  impresionante  y  de aspecto desagradable  con  la
fiereza  dibujada  en  el  rostro, perteneciente  a  la tribu de los Araguas. Usaba  un  penacho
de plumas  multicolores. Se adornaba el cuerpo con ajorcas  recamadas con  metales bruñidos
y piedras preciosas - tal vez como una  forma de ostentación o para ocultar su fealdad -. 
Su  nombre sirvió para designar a otra tribu descendiente  de la cual él era originario. Dominó
en todo lo conocido como hoy  Estado Aragua con algunas zonas colindantes como el sector
perteneciente al cacique Turiamo. Este cacique estuvo aliado en muchas ocasiones con
Maracay.
Su  fama  comienza  cuando  logra  derrotar  las  huestes  de Rodríguez Suárez. El duelo entre 
invasor e invadido  le  dio  el triunfo  a  Maracay. Rodríguez y su gente tuvieron  que  retirarse
vencidos por el guerrero.
Lograron   quitarle   la  vida  mientras   descansaba,   como consecuencia de una traición de
uno de sus guerreros (Gómez, 1996: 65-66). 
MEREGOTE

Fue  el sucesor de Maracay. Su tarea fue difícil porque  tuvo que enfrentar grandes
limitaciones.
Llama  a los Araguas y les pide que prometan luchar hasta  la muerte para sacar al invasor.
Los españoles al pie del cañón lo único que esperaban era que Meregote  y  su gente se
rindieran para anexar sus  predios  a  la bandera hispana. 
La  Colina  de  La Cruz fue su sitio de  encuentro.  En  ella murieron uno a uno los hombres de
este cacique tal como se  habían comprometido,  ninguno  dio a torcer su brazo.  No
defraudaron a Meregote  (Gómez, 1996: 66-67).
ARAMAIPURO


Jefe  de los Mariches. Estuvo en Maracapana. Baruta y  Chacao estuvieron bajo sus órdenes.
Aricabuto se consideró el jefe mayor.
Allí también estuvo el cacique Urimaure.
Según  Oviedo y Baños Aramaipuro se presentó con un  ejército de  tres mil flecheros. Fue la
mayor concentración  indígena  para poner fuera de combate al invasor.
La  ausencia de Guaicaipuro desconcertó a los  demás   jefes.  Solamente  Tiuna dio la cara,
para pelear y morir en manos de  los españoles.
Esta ausencia no planificada puso en manos del  conquistador,  la vida de cada uno de los
indígenas.  
Aramaipuro,  se retiró con su gente a la costa oriental y  en 1595 se enfrentó a Raleigh
cuando éste asaltó a Cumaná. Allí muere  Aramaipuro.  En  esa  ocasión los piratas
 capturaron  a  su hija Urimare, quien fue ofrecida como trofeo a Raleigh, la muchacha  se fugó
del bergantín inglés y atravesó a nado el mar hasta llegar  a la  costa  oriental.  Cuenta la
historia  que  siguió esclavizada  hasta  que  uno  de ellos intenta violarla, Urimare  le  quitó  el
cuchillo,  lo hiere de muerte y huye. Después de nadar  y  caminar llega  a la tierra de
Guaicamacuto, conmovido ante la valentía  de la joven la hace su  hija adoptiva.
Cual no sería su arrojo que logró que la tribu de su padre la obedeciera y la aceptara  como la 
primera mujer que gobernara  ese sector.  Al principio atacó al invasor, pero los consejos de
Guaicamacuto la hacen desistir, decide hacer la paz y fundar su  hogar (Gómez, 1996: 68-70).
 YAVIRE


Gran  cacique de los caribes situados en la Guayana.  Trabajó en  la unificación de las tribus
que habitaban en El  Caroní.  Su influencia se extiende a los Estados Sucre, Monagas y
Anzoátegui.
Cuenta la leyenda que este indio peleaba poseído por Satanás  y que no llegó a mostrar su
cansancio después de cada combate. Según sus  poderes satánicos su macana arrasaba a
sus enemigos y  de  su carcaj salían disparadas las mortíferas flechas para aniquilar sin piedad
al enemigo.
Peleó  en Cumaná donde recibe una fuerte herida en  el  brazo derecho. Sin embargo, cuando
sus hombres le pidieron que  delegara el  mando en uno de su confianza, respondió: "Al
enemigo hay  que combatirlo más con el corazón que con los brazos". Y remató: “Todavía me
sobra un brazo”. 
Seguía como norte los dictados de su corazón y los principios que  lo sustentaban.  Nunca
prestó sus oídos  para  escuchar  los intentos de  paz que le proponían sus adversarios. 
En una de estas terribles batallas a Yavire lo abandonan  los poderes  y muere  en Caicara de
Maturín, alcanzado por un  de  los arcabuces  que  manejaba su enemigo con la misma furia 
que él  su maravillosa  macana. Cuando esto sucede era un hombre de  avanzada edad.
PARAMAIBOA

Varios  de  los valientes guerreros obtuvieron  el  grado  de cacique  o de jefe y lucharon bajo
las órdenes de  Yavire.  Cuando  éste  muere   ambos se disputaron el mando, pero
nuevamente comprendieron  que  era  mucho mejor estar unidos  para  combatir  al enemigo.
En  1521,  La Nueva Andalucía, estaba entre la  espada  y  la pared, por un lado la lucha
sangrienta entre españoles y caribes y por el otro, el acoso de los piratas.
Paramaiboa propone una alianza a las pequeñas tribus, gracias a las enseñanzas de su jefe.
Gonzalo  de  Ocampo era su principal  enemigo.  Este  español  sanguinario para amedrentar a
los caribes fue apresando y ahorcando  a los más renombrados caciques y a otros los deportó
a  Santo Domingo en calidad de esclavos.
Pero  a  Paramaiboa  que operaba en el norte  del  oriente  y  Pariaguán  en  el sur, no los
amilanó con sus  cruentas  amenazas, porque seguían apegados al juramento prestado a su
cacique Yavire. 
En  Guanta  le presentan querella al español, pero  éste  les responde con todo el poder y los 
derrota.
Paramaiboa no se acobarda refuerza su gente y ataca nuevamente  y Ocampo, se ve en la
necesidad de retirarse a La Nueva  Andalucía. El cacique no se da por vencido lleva a juicio a 
soldados y  oficiales españoles, los condena a muerte, pero no los  ejecuta por la pronta
aparición de Bartolomé de Las Casas. El indio caribe oyó los ruegos del Fraile, a pesar del odio
que sentía por Ocampo. 
Viene otro nuevo jefe, Alonso de Vera y Aragón, y también  lo derrota.  Este español lo
apodaban "Tupí". Después regresó  Ocampo quien  cambió   de estrategia y la crueldad ya no
era  su escudo apuntador  sino la diplomacia, apoyado por un oficial de  apellido Monsalve. 
Quiso  comprar  a  los  indígenas  apresándolos  y  luego  al dejarlos  en libertad les entregaba 
sendos regalos.  Cuando   Paramaiboa  se entera de esto da la orden de regresar los regalos
y le  advierte al enemigo que abandone sus dominios. 
   Ocampo,  volvió  a  sus  andadas y colgó  a  los  indios  que trajeron  el mensaje. Esto disgustó
a Paramaiboa y  la  lucha  se encendió  nuevamente. Ocampo, emboscó a Paramaiboa  y a
Pariaguán en   el sitio denominado La Zapoara, pero lo venció  Pariaguán. En pleno  encuentro
pierde la vida Paramaiboa, cuando la  batalla estaba en plenitud. Terminada la pelea el propio
Pariaguán dirige las exequias de Paramaiboa (Gómez, 1996: 70-74). 

PREPOCUNARE

Fue uno de los guerreros de confianza de Guarauguta con quien luchó  hasta su muerte. Era
aspirante al cacicazgo de los  Guaraúnos. Entre ellos quien se destacaba por su  ferocidad era
Prepocunate. Había alcanzado la cúspide y su leyenda buscaba ubicarse  al lado de
Guaicaipuro, Tiuna y Tamanaco. 
Como  Carachy o Carache, era de poco hablar,  pero  riguroso, exigente  hasta consigo mismo.
Esta conducta le permitió gozar  de un halo  carismático entre los caribes, para arremeter con
valor y éxito las campañas en contra de los españoles.
De  igual forma o estrategia con otros caciques, se  valieron para hacerlo rendir. Los capitanes
Hurtado y Carrizo le  tendieron una  celada al cacique, lo apresaron y para que no se les
soltara lo amarraron alrededor de un árbol bajo la custodia de un  pelotón que lo vigilaría hasta
el día siguiente que era su ejecución.
Hurtado se levanta temprano y sale en su búsqueda, pero  cuál no  sería  su sorpresa cuando
sólo encuentra   las  sogas  rotas, tiradas  en el suelo junto con una rosa de montaña que  el
guerrero siempre  usaba en su cabellera. Prepocunate desapareció sin  forma de explicación.
¿Y el pelotón que lo custodiaba?  
A los pocos días volvieron a tener noticias de él. Acosó  sin tregua  a sus adversarios y cada
vez desaparecía como por arte  de magia. Pero una vez la suerte se le fue de las manos y
cayó preso en  las redes del enemigo. Luchó hasta la muerte. Era el año  1570 (Gómez, 1996:
75-76).
MURACHI

Bravo  cacique  Mocotíe  que vivió en un  paraje  de  difícil acceso  en las montañas merideñas
cerca del río Chama,  denominado Murrupuy.
Estos  indios cosechaban el algodón y con él tejían mantas  y ruanas para protegerse del frío y
se  dedicaban a otras artesanías.
Se cree que en Acequías y Aricagua tenían minas de oro.
Como un celoso guerrero protegió a su gente de las tropas  de Juan de Maldonado, fundador 
de Mérida en 1559.
Se  casó  con una hija del cacique de Las Vegas  del  Mucujún, la princesa Tibisay.
Adoraban al  Dios  Sol que llamaban Ches y éste le vaticinó a los  indígenas  -a través  de su
piache-  de  la  presencia  del extranjero  con muy  malos presagios, pero el indio Murachí no
se doblegó y se enfrentó con  todos los hierros al invasor.
Comprendió el guerrero que su amada princesa corría un  grave peligro, principalmente por su
belleza, por eso la envió al  sitio más  escondido  y secreto protegida por sus vasallos  más
fieles. 
Esta  separación  le  causó mayor pena al cacique  que  todas  las vicisitudes juntas. Murió
dando la pelea en el año 1560   (Gómez, 1996: 83-84). 
PAISANA

En 1555 el cacique Paisana se hace amigo del mestizo  Fajardo quien quería transitar
libremente por el valle de los Caracas y el cacique se lo permite. Cuando quiso fundar el Hato
de San Francisco  Paisana  se  opone, envenenando las aguas.  Allí  muere  mucha gente,
incluyendo la cacica Ysabel. Por esta rebeldía e injusticia Fajardo lo condenó a muerte y lo
ahorcó.   
PARIAGUAN

Fue un cacique amado y respetado por su gente. De buen  porte y con un talento para manejar
a su tribu. En su cabeza portaba un penacho  de  plumas multicolores que le ayudaban  a
resaltar su altivez y su elegancia.
En  la noche anterior de la batalla de La Zapoara  diseñó  su estrategia  con Paramaiboa, pero
al iniciarse él  dirigió  a  sus hombres, y con su macana derribó a todo aquel que se le
acercaba. 
Todos  lucharon  con fiereza y pocos españoles  lograron  sobrevivir. El capitán Monsalve al
presenciar semejante derrota,  no aguanta y se suicida.
Una  vez  consumadas las exequias  de  Paramaiboa,  Pariaguán consolida su triunfo y
reunifica el poderío de su cacique  Yavire. Enfrenta  de  nuevo  al enemigo y éstos  también
respondieron al ataque.
Ocampo unió sus tropas las cuales cayeron sobre Pariaguán  en el sitio conocido como Los
Cardones. Ocampo atacó por un flanco  y su  lugarteniente Castellanos por  el otro. Todo su
ejército  cayó en  esta  emboscada  y él se internó en  la selva  guayanesa,  se desconoció su
paradero. Tal vez vivió muchos años al lado de  los suyos,  pero  nunca  se supo de atacar
nuevamente  al  adversario (Gómez, 1996: 70-74). 
 ARICHUNA

Arichuna cacique de los indígenas que habitaban  entre Lara y Yaracuy. Siguió  las órdenes  y
orientaciones del  cacique Queipa. Cuando este  cacique muere fue  seleccionado para  dirigir
la tribu como cacique. Luchó contra los españoles  y contra  el  cacique Guaratarí  quien no
solamente  acabó   con  la tribu, sino que también mató al cacique Queipa, con una estrategia
urdida por el piache El Tiznado.
Su cacicazgo señala como nota importante el ser el primero en ver la Santa Inquisición, gracias
a la amistad que  sostuvo  con Juan Fernández de origen morisco-portugués, acusado de
herejía por el Tribunal Inquisidor y condenado a muerte.
Arichuna   nunca  pudo  creer que ese hombre  con  rasgos  de caballero y de buenos
sentimientos fuese un hereje. Intercede  por él  ante el Gobernador Juan Leiva, pero éste no 
quiso meterse  en el  problema,  entonces  Arichuna prepara una  operación  comando 
apoyado en la oscuridad que le brindaba la noche. Ataca la prisión donde  se  encontraba
 Juan Fernández y logra  liberarlo,  en  una operación donde nadie sale lastimado. Esta
operación se realiza  a finales de 1556.  
Nadie persiguió a Fernández y luego, con el tiempo, obtuvo el perdón. Fue tal el
agradecimiento que le tuvo a Arichuna que jamás abandonó su  tribu.
Arichuna siguió dedicado al comercio y gozando del aprecio de los españoles (Gómez, 1996:
76-78).  
Carache

"...  Karak  es voz indígena que significa  indio  o  cacique mudo.  En 1548 Damián del Barrio
tuvo un enfrentamiento con  ellos mientras  buscaba  minas  de oro, pero sin  llegar  a  ocupar
el valle  ... Comprendía siete caciques, uno de ellos de  nombre  Carachy,  los  otros eran:
Pitijay, Buqu, Buscabi, Bombas, Baján  y Bibiyu" (Alvaro García Castro, 1997: 679. Diccionario
de  Historia de Venezuela. Tomo I).
Pitijay

Cacique  de la región de Betijoque (a la que le  da  nombre). J. Segundo Salas narra episodios
de la juventud  y niñez de Pitijay  o  Pitijoc, entre los cuales destacan signos precoces  de
heroísmo y fortaleza  (Horacio Biord Castillo, 1997:  654.  Diccionario  de Historia de
Venezuela. Tomo III).  
Chicuramay

Cacique Mariche. Según el historiador José de Oviedo y Baños, en 1569 los alcaldes ordinarios
de Caracas, Pedro Ponce de León  y Martín  Fernández  de Antequera, lo condenaron a  morir
por  empalamiento  junto con otros 23 caciques acusados de  propiciar  la rebelión  contra el
dominio español. Chicuramay se salvó de  morir porque  el  indio  Cuairicurián se presentó
antes de  empezar  el suplicio  indicando  que el verdadero Chicuramay era él  y  no la 
persona  que  tenían detenida. Fue así  como Chicuramay  salvó su vida. Cuando Chicuramay
recibió la noticia que estaba  libre nunca se  imaginó  el precio que pagó  Cuairicurián  por  esa
 libertad. Tembló de ira al saber la verdad y averiguó quién le  había  dado muerte.  Supo que
el empalador era un tal Portolés,  asistente  de  Antequera.  Le veló el claro y le dio muerte
(Horacio  Biord  Castillo,  1997:  799-800.  Diccionario  de  Historia  de Venezuela.
FUNDACION POLAR. Tomo I; Gómez, 1996: 78-79).  
Parayuata  o Parayauta

Cacique.  Jefe  guerrero de la región de  Tácata   (Miranda). Participó  en la muerte de dos 
soldados españoles que   pretendían practicar  rescates  entre los Tácatas. Este  hecho
ocasionó el envío  de una expedición punitiva que se comportó  cruelmente  con los indígenas. 
Estos se sublevaron y Garci González de  Silva  (a quien  estaban encomendados) debió
participar en su pacificación.  Violentado por el maltrato  y muerte de los caciques Camaco y  
Araguare a manos de Francisco Carrizo, Teniente de Santiago de León se enfrentó a Garci-
González hacia  1576,  quien  lo aprisionó  en una emboscada. Sin embargo, luego  le
 devolvió  la libertad  al  cacique como táctica para  conseguir la  definitiva pacificación del
área. Demostró así  “Que no hay nación a quien se obligue la suavidad, al paso que desespera
el rigor”.  (Horacio Biord Castillo, 1997: 219. Diccionario  de Historia de Venezuela.
FUNDACION POLAR. Tomo I, Morón, 1964: 32).
Nigale

Nigale fue el cacique principal de los indígenas del Lago  de Maracaibo,  quien con tenaz
resistencia se opuso a  la  conquista española.
Don Alonso Pacheco lo hizo su paje cuando Nigale era  todavía un niño. Al salir Pacheco de la
región de Maracaibo dejó allí a su paje. Nigale como pertenecía a la tribu de los Zaparas, se
volvió a  su  isla. Cuando hubo pasado el tiempo lo proclamaron  cacique tanto por sus
conocimientos como por su valor.
Como  los  Zaparas eran navegantes  de primera  sirvieron  de guía  a los buques españoles
para que éstos pudieran atravesar  la barra del  Lago de Maracaibo.
Como fueron objeto de malos tratos por los españoles entonces se rebelaron y quemaron sus
embarcaciones y pusieron en peligro  a  Ciudad  Rodrigo.  Este pueblo estaba protegido con
doble  paredes para esquivar el acoso español.
Para  dar término a esta rebelión el Gobernador de  Venezuela Sancho de Alquiza ordenó al
hijo de Alonso -Juan Pacheco  Maldonado- que reclutara soldados en Trujillo y Mérida para
que salieran a combatir al cacique.
Una  vez  reunida  la gente se dirigieron a la  isla  Zapara. Nigale les salió al encuentro y les
preguntó  quiénes eran, pero El  capitán Pacheco le devolvió la  pregunta a la  cual  respondió
diciendo que él era Nigale  cacique de los  Zaparas.
Pacheco  se  presentó como el hijo de Alonso con  el  fin  de acercarse  a Nigale sin que éste
maliciase de él, pero  Nigale  no dejó de sospechar preguntándole que si era tanto el afecto
por qué  se presentaba con tanta gente armada. 
Lo  siguió engañando diciéndole que le tenía miedo y que  por eso  se le presentaba de esa
manera, pero que quería que su  gente le  ayudara  a cargar los barcos y que él les daría 
buena paga  y luego regresarían a Trujillo. Nigale aceptó la propuesta  pensando que le decía
la verdad.
Pacheco le pidió que  su gente no portara armas. Lo invitó a almorzar, se dieron las manos y
se juraron amistad.
Pacheco  pidió que abrieran el paquete de galletas, pero  uno de  sus soldados le advirtió que
no lo podían abrir porque  él  no les  dejó llevar ni un simple cuchillo. Nigale buscó un  hueso
de pescado  para  zafar las correas de cuero. Abrieron el  paquete  y comenzaron  a comer.
Nigale y otro indígena no quisieron hacerlo entonces  Pacheco  los invitó muy cordialmente a
tomar  su bocado para bajar luego a almorzar. Cuando éstos se inclinaron  a  tomar sus
galletas entonces Pacheco los tomó de los cabellos  y  gritó: - Ahora, ¡A ellos!       Los  soldados se lanzaron sobre ellos con los  cuchillos  que traían  escondidos en sus mangas
y en pocos minutos  acabaron con los  Zaparas.  Sólo  once - entre ellos Nigale -  quedaron
vivos  y fueron hechos prisioneros.
Una vez consumada esta  vil patraña, los españoles regresaron a la isla y se llevaron a
mujeres y niños para Trujillo (Biblioteca del trabajo venezolana, 1984: 11-15).  
Guayguerí 
Cacique  amigo del alemán Jorge Spira a quien sirvió de guía  buscando al poderoso cacique 
Caciriguey. Sufrió los violentos ataques de los indios Mazopides quienes estaban al pie de las
sierras.
Buscando el nacimiento del río Meta murió ahogado en el río Oppia (Morón, 1964: 31).

Uriapari 
Vigilaba todos los accesos del Orinoco. Se enfrentó a la expedición de  Diego  de Ordaz (1531) 
para derrotarlo en  buena lid. Después de embarcar a todos, mujeres y niños,  quemó el
poblado, abandonando el lugar de su nombre (Morón, 1964: 34).
 Nacicagua 
Cacique y piache del pueblo de Aruacay a la orilla del río Huyapari –Orinoco- con
aproximadamente cincuenta leguas río arriba donde había nueve caciques más. Hasta estos
remotos parajes llegó Diego de Ordaz en 1531, cuando sse vio detenido por el caudaloso
raudal del Atures (Morón, 1964: 32).

Sunaguto 
Este cacique habitaba las regiones circunvecinas  del valle de San Francisco donde Fajardo
fundó su hato en 1560.
Con unos flecheros incomparables hizo frente a Luis de Seijas cuando intentó pasar de Los
Teques a tierras Mariches.  El combate cesó durante la noche, oportunidad que aprovechó
Seijas para arreglar un pequeño cañón  que disparado cuando amanecía y en el justo
momento en que pasaba Sunaguto a encontrarse con él le segó la vida al cacique quien iba a
iniciar su resistencia  junto a los habitantes del valle (Morón, 1964: 33).
Tavacare 
Era de cuerpo agigantado, delgado de cintura, de grandes muslos, piernas y pies formados a la
perfección,  lindo rostro,  nariz bien labrada, primoroso encaje de rostro con la boca pequeña y
los ojos negros y grandes, la frente ancha  con el cabello tan largo que bajaba de la cintura –
protegida por un primoroso maure tejido con hilos de varios colores y matices (Fray Jacinto de
Carvajal, citado por Morón: p.29) 
Cacique de los llanos y márgenes del Apure, descendiente de los Paranoa  con un contingente
indígena bien a su favor y también protector de otras huestes.
Fue amigo del Capitán Miguel de Ochogavía (1647), descubridor y navegante del Apure 
(Morón, 1964: 29,   33).   
TOMADO DEL LIBRO ABORIGENES OLVIDADOS DE LA HISTORIA DE
VENEZUELA 
CREDITO A LA  AUTORA:    MARIA ELECTA TORRES PERDOMO
ESTE TEXTO HA SIDO EDITADO NO ESTA EN SU COMPLETA REDACCION SOLO LO MAS RELEVANTE HA CUANTO ESTE BLOG ENTIENDE QUE ES LO ADECUADO AL PROPOSITO 




Comentarios

Entradas populares de este blog

REZO A LUCERO ABRE CAMINO - PALO MONTE

CORTE CALE, MALANDRA OBRA DE PROTECCION CON ISMAEL SANCHEZ

ORACION A LA MADAMA