ABORIGENES: OLVIDADOS DE LA HISTORIA DE VENEZUELA
DEADMAN LA NUEVA ORDEN LA RESTITUCION DE LA FE
GUAICAIPURO
Uno de los caciques con mayor osadía e intrepidez con que cuenta la historia venezolana
es conocido con el nombre de Guaicaipuro. Aunque la grafía "Guaicaipuro" se ha
popularizado, debe tenerse en cuenta que su verdadero nombre era Guacaipuro.
Se cree que este valiente guerrero nació cerca de 1530 en la región de los Caracas.
Vivía en la región de Suruapo cerca de la quebrada Paracotos.
Era hijo de un guerrero Tequeño y una Aricagua de una belleza singular. Sus padres se
esmeraron en darle una educación rígida -que muchos la comparan con la espartana-, la cual
acogió con prontitud y obediencia, por este motivo fue guerrero de la confianza del cacique
Catuche. Al morir este jefe tiene que encargarse del cacicazgo con apenas 20 años de
edad, ya para ese momento el joven se enamora de la india más bonita de la región. Esta
bella doncella tiene profundos ojos negros, boca encantadora color rosa, un hermoso pelo
trenzado que le caía sobre sus hombros y una mirada que cautivó al insigne y novel cacique.
Cuenta la historia que el Piache mandó reunir a las 200 doncellas más bellas de la región
para que el recién estrenado cacique escogiera la más hermosa, pero el intrépido
Guaicaipuro con gesto noble y caballeroso dijo: "mi Urquía vale por todas."
Guaicaipuro es considerado como un indio de valor incomparable. Esta pujanza lo llevó a
ser elegido Cacique de los Teques y Caracas ejerciendo control directo de ambas tribus en los
seis caseríos que conformaban su cuartel general en Suruapo.
Su nombre significa "púa aguda". Recibió este nombre por su coraje, osadía, intrepidez, por
su fiereza y por la habilidad en la conducción de los pueblos.
Junto con Paramaconi cacique de los Taramainas, en 1561, asaltó las minas de oro de los
Teques, dio muerte a la gente española que allí habitaba y a los hijos de Juan Rodríguez
Suárez.
Más tarde Juan Rodríguez Suárez también cayó en una emboscada de Guaicaipuro. La
espada de Juan la usó desde entonces el intrépido guerrero.
Derrotó a Francisco Fajardo en El Collado y destruyó la expedición de Narváez- en el Altos
de las Montañas-, que venía en auxilio de Fajardo.
Hizo alianza con Guaicamacuto y echó a todos los españoles fuera del condado.
Fue tan grande su osadía y su empuje que durante muchos años los conquistadores no se
atrevieron a pisar sus dominios. Había reunido en torno a sus predios todas las tribus
cercanas con las cuales caía sobre los campamentos españoles destruyéndolos e
infundiendo terror y espanto.
En 1562, unido a Terepaima enfrenta y mata al capitán Luis de Narváez. Con este punto a
su favor llama a varios caciques quienes aceptan el pacto: Baruta, Naiguatá, Chacao,
Aramaipuro, Guaicamacuto, Paramaconi, Terepaima y Chicuramay. Durante muchos años
esta alianza mostró a los españoles su poder, pero el valiente Guaicaipuro perdió su
oportunidad en Maracapana. Los jefes cansados de esperar a Guaicaipuro y confundidos
fueron derrotados por el ejército conquistador, Guaicaipuro no se presentó -dice la historia-
porque una crecida en la quebrada le impidió el paso a él y a su gente. Guaicaipuro se
refugió en Suruapo, pero su pujanza no lo dejó en paz.
Atacó y resistió al ejército de Diego de Losada.
Guaicaipuro a la cabeza de los Tarmas, Mariches y Teques le atacó valerosamente en San
Pedro, pero a pesar del empuje fue derrotado por Losada.
Convencido Losada que el alma de la resistencia era Guaicaipuro resolvió prenderlo como
fuese posible. De este arresto se encargó Francisco Infante, alcalde de Caracas.
Para sorprenderlo salieron desde Caracas en horas de la tarde y a la puesta del sol con 80
soldados de los más valientes y con algunos indios baquianos. A golpe de media noche
llegaron a la cima del cerro en cuya falda estaba edificado un pueblecito llamado Suruapo,
donde moraba el infatigable guerrero.
Como estrategia -y por temor- el alcalde se quedó en la cima con 25 hombres, mientras
Sancho del Villar con el resto del regimiento iba a tomar por sorpresa al gran Cacique.
La mansión del Cacique estaba fabricada con gruesos horcones y en su interior moraban
guerreros muy adiestrados en el manejo de la flecha. Estos guerreros custodiaban al valiente
Cacique.
Los incautos expedicionarios fueron avistados al llegar alrededor de la casa, hicieron todo
aquello que pudieron tener a su alcance, pero los expertos flecheros y su cacique
esgrimiendo también su lanza les impidieron llevar a cabo tan alevosa arremetida, ni siquiera
lo lograron cuando echaron abajo la puerta de la morada indígena.
Con toda esa algarabía que hicieron combatientes y combatidos el humilde pueblo se
despertó y de inmediato acudieron a socorrer a su Cacique, las mujeres y los niños
lloran, los hombres iban cayendo muertos - muchos de ellos- alrededor del bohío de
Guaicaipuro, quien resistía con valentía, siempre como baluarte de defensa.
Para lograr rendirlo el español prendió fuego a su bohío. Guaicaipuro al verse entre dos
muertes irreversibles, escogió la más gloriosa. Junto con sus compañeros decidió vender
cara su vida, pero la lucha era desigual. De nada valían el arrojo y la valentía de semejantes
defensores.
Guaicaipuro con su espada consiguió herir a algunos de sus contrincantes, arrojándose en
medio de sus enemigos. Su cuerpo quedó cubierto de heridas. Así rindió gloriosamente su
vida y así defendió sus ideales con gallardía. A su lado yacían los cuerpos de sus 22
acompañantes ( Nectario M., 1947: 51, 53-54).
En los estertores de la agonía decía en su lengua: "Venid, venid extranjeros; venid a ver cómo
muere el último hombre libre de estos montes" (Lector venezolano, 1986: 40).
Este horrible suceso acobardó a los indígenas y los llevó a someterse. Los Mariches también
cedieron, 500 de ellos se trasladaron a Caracas a ofrecer sus servicios a los españoles. Al
correrse el rumor de ataque urdido contra la ciudad, entre las filas indígenas, los alcaldes
lanzaron una especie de sumario contra ellos y 23 de sus caciques fueron injustamente
empalados (H. Nectario M., 1947: 51, 53-54).
Guaicaipuro según uno de sus biógrafos "de haber nacido en las luchas de los romanos,
habría sido Espartaco, y si en los días gloriosos de la Grecia, Pericles" (Cova, 1939: 31).
Familiares del cacique
Su único amor fue Urquía y su primer hijo fue Baruta, guerrero que lo acompañó en todas
sus luchas contra la usurpación extranjera; Tiaora y Caycape el nombre de dos hermanas, se
anotan también los nombres de sus seis hermanos que vivían con él, así como también
Pariamanaco y Quetemine, hijos de la princesa Tiaora le acompañaban en las guerras; se
anotan también seis sobrinos suyos y un nieto.
Muerte de Guaicaipuro y ritual en las exequias
A la muerte del cacique su esposa, la princesa Urquía, y su hijo Baruta presiden las exequias.
Los restos fueron colocados en una vasija adornada con cañas bien labradas y el sepulcro
interno se le acomodó con sus armas, la comida y la bebida que le alcanzara hasta que el
cacique encontrara a sus padres, parientes y amigos. De acuerdo con la tradición caribe,
durante ocho días le cantaron las proezas en los rituales que presidía el piache de la tribu de
los indios Teques. Los instrumentos indígenas, entre ellos, la flauta, le tocaban música de
difuntos.
Como el bohío había sido destruido por el fuego la ceremonia acostumbrada se realizó en las
afueras, no obstante, los cánticos y ritos necesarios para alejar y lograr que los espíritus malos
no acompañaran al guerrero en su ruta final fueron realizados tal como era la costumbre.
Corría el año 1568 (Gómez, 1996: 54).
Manaure
Sabía usted que allá en Falcón
en esos primeros tiempos
un señor, un gran señor
gozaba de mucho aprecio?
Tenía en la mano el poder
político y religioso,
tenía también el amor
de su pueblo cariñoso.
En Aruba y Curaçao
como en el propio Bonaire
se respetaba el señor
con elegancia y donaire.
Por reclamar sus canoas
una vez fue encarcelado
y las huestes alemanas
se quedaron muy calladas.
Se internó en la tierra adentro
después de este allanamiento
para cuidar a los suyos
con pasión, celo y portento.
Según lo cuenta la historia
en una hermosa leyenda
que el río Meta le albergó
sus patrimonio, sus prendas.
De la tierra las sacó
estas famosas alhajas
y a ella las devolvió
todas, todas sin migajas.
También cuenta la leyenda
Cuando quería recorrer
sus predios por cualquier causa
sus vasallos lo llevaban en hamaca
con parsimonia y con pausa.
Otras veces el cacique
lo paseaban en andas
con vitola y sin bufanda.
En mi patria, patria nuestra
era admirado y querido
en Falcón, en Maracaibo
y en Yaracuy conocido.
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que los fieles Caquetíos
construyeron las calzadas
pa' cubrirlo del resfrío.
Cuando el Meta allí inundaba
el gran señor no sufría
porque el paseo provinciano
sus pies siempre protegía.
El cacicazgo ofreció
era único en este lar,
pero nadie agradeció
su talento y su crear.
Era grande su abolengo,
su sabiduría y su gracia
que parecía que esa estirpe
no le nacía de su raza.
Detentaba un
importante
cacicazgo
MANAURE
Caquetío o Caiquetío, fue un grupo indígena venezolano que habitaba la costa nororiental de
Venezuela -territorio del Estado Falcón y lago de Maracaibo, alcanzó también parte de Lara
hasta las riberas del río Yaracuy-. Sus predios llegaron hasta las islas de Curaçao, Aruba y
Bonaire.
Adoraban al Sol y a la Luna, tenían un sacerdote y curandero denominado piache, pero le
atribuían al cacique poderes: políticos, religiosos y mágicos.
Dominaron los territorios llanos. Eran de alta estatura y bien parecidos, con la piel algo
blanca y las mujeres sobresalían por su belleza. A la llegada de los españoles esta tribu
estaba dominada por Manaure conocido como el señor de Paraguaná.
Manaure cacique que al comienzo del siglo XVI, habitó en la región de Coro. Detentaba un
importante cacicazgo, quizá el único constituido así en Venezuela. Además del poder político
también reunía poderes religiosos que lo hacían aun más respetado por su pueblo; era un
hombre valiente, pero con mucha prudencia, pareciera que sus aprendizajes en estas lides
los había adquirido muy al estilo europeo. Según noticias aportadas por cronistas e
historiadores del siglo XVI, en sus recorridos Manaure era transportado en hamaca o en
andas cargadas por sirvientes.
Su influencia parece haberse extendido hasta las islas de Curaçao, Aruba y Bonaire y en
todo el territorio del actual Estado Falcón, llegando hasta las riberas del río Yaracuy.
Colindaba al sur con caribes y al sureste con jiraharas. Vivía en un poblado grande llamado
Todariquiba situado en las cercanías de la actual Sabaneta a orillas del río Mitare, de donde
se trasladó a Coro a partir de su fundación, razón por la cual aquel recibió el nombre de
Pueblo Viejo.
En ese entonces en Coro, sólo se conocían la casa fuerte y el asentamiento de Juan de
Ampíes.
Manaure entró en contacto con los españoles hacia 1522-1523 por medio de dos caciques
vasallos, Baracuyra y Baltasar, quienes visitaron a Gonzalo de Sevilla, agente de Ampíes en
Aruba. Por medio de sus emisarios, Manaure estableció una alianza con Ampíes y al
marcharse Sevilla para Santo Domingo en 1524, ambos caciques Baracuyra y Baltasar, le
acompañaron.
Debido a que esas costas de Tierra Firme eran el punto de llegada de traficantes de
esclavos y aventureros Ampíes tuvo que sufrir en carne propia esas visitas. En 1525, fueron
llevados presos a Santo Domingo más de 150 indígenas para ser vendidos como esclavos;
entre ellos iban varios familiares de Manaure. Ampíes y Sevilla lograron rescatar a algunos
de ellos. Al devolverlos a Coro, acto que los llevó a sellar la alianza entre ambos caudillos.
En 1531, después del regreso de Ambrosio Alfinger de su primera salida tierra adentro,
Manaure fue encarcelado por haber reclamado unas canoas suyas apropiadas por los
alemanes. Una vez liberado se refugió cerca de Coro, en busca de seguridad para él y sus
familiares. Hacia 1532 se había retirado con su gente a unas 50 ó 60 leguas (250-300 km)
tierra adentro.
Una leyenda del siglo XVII reseñada por Pedro Manuel Arcaya dice que este viaje lo realizó
Manaure hasta una laguna situada cerca del río Meta con el fin de lanzar allí objetos de oro
que tenía en cantidades el cacique. Según esta misma leyenda las calzadas prehispánicas
de Barinas, anteriores a estos hechos, habrían sido construidas por los Caquetíos para
facilitar el paso del cacique Manaure y su comitiva por las llanuras inundadas.
Murió en 1549 (Diccionario de Historia de Venezuela. 1997: 20. Tomo I).
TAMANACO
TAMANACO
Cacique de los indios Mariches y Quiriquires quien mantuvo una tenaz resistencia a los
españoles en su territorio. Su forma de enfrentar al enemigo era única, no pedía ni daba
cuartel. Igual que el bravo Guaicaipuro, su misión era sacar de sus predios al invasor.
Según el Hermano Nectario María, poco después de la toma de posesión del gobernador de
la provincia de Venezuela Diego de Mazariegos, el 5 de diciembre de 1570, éste se interesó
en lograr la pacificación de las tribus del valle de Caracas, especialmente de los Mariches y
para ello nombró a Francisco Calderón, teniente de la recién fundada ciudad Santiago de
León de Caracas quien delegó en el capitán Pedro Alonso Galeas la jefatura de una expedición de 80 hombres, destinada a someter a los Mariches, con ellos iban Garci González
de Silva y el cacique Aricabacuto o Aricabuto, quien sirvió de guía.
González de Silva logró ubicar el refugio de un grupo de unos 200 indios. Tamanaco, avisado
de este hecho, se presentó en el sitio con unos 300 hombres y se libró un combate que
resultó indeciso; ante esto Galeas decidió buscar a Tamanaco y entró en contacto con el
cacique Tapiaracay, quien pidió que le enviasen el cacique Aricabuto en muestra de amistad,
pero Tapiaracay intentó infructuosamente de emboscar a Aricabuto. Los acontecimientos
indujeron a acelerar la captura de Tamanaco, hecho que se produjo pocos días después.
Luego de una lucha feroz, González de Silva pudo someter a Tamanaco. Se le condenó a
muerte, pero ofreciéndole la vida si lograba vencer en una lidia cuerpo a cuerpo a un perro
bravío de González de Silva (Fundación Polar, 1997: 16).
De una dentellada el perro detiene al indio. Este cae al suelo. En el primer asalto le
desgarra el cuello y el otro lo degüella. El perro continúa encarnizado hasta que le desprende
la cabeza al insigne guerrero. Con la cabeza del indio en una estaca entró triunfante a
Caracas Pedro Alonso Galeas. Cuando Garci González llegó a su casa encontró muerto el
perro y su cabeza igual que la del valiente cacique prendía también de una pica. Corría el
año 1573 (Herrera Luque, 1982: 19).
PARAMACONI
El nombre de este valiente tiene como significado caimán pequeño, por su sagacidad,
fuerza y habilidad, también era de buenos modales, cortés y de buen trato. Cacique de los
indios Taramainas (llamados también Toromainas) que habitaban en la zona nor-central de
Venezuela. Su origen Cumanagoto lo sitúa en la raza caribe. Tribu que tiene como norma
asignar pruebas duras para poder elegir a su cacique.
Paramaconi aliado con Guaicaipuro, fue uno de los jefes de la sublevación general de
indígenas de esa zona que estalló a mediados de 1561. Mientras Guaicaipuro atacaba las
minas de la región de Los Teques, Paramaconi asaltaba con sus guerreros el hato de San
Francisco. Durante este combate, una estampida de ganado vacuno que tenían los
españoles asustó a los Taramainas y los obligó a retirarse. Después, Paramaconi y otro
indígena de nombre Toconai se enfrentaron en un encuentro personal con Juan Rodríguez
Suárez y Juan Jorge Quiñones, logrando herir a Suárez, el compañero de Paramaconi
resultó muerto, pero el cacique se salvó escondiéndose en el monte. Tomó parte con otros
caciques en el asalto a la villa del Collado, obligando a Fajardo y a sus gentes a retirarse
del litoral y regresar a su isla. Hacia 1568, Paramaconi y sus hombres ayudaron a
Guaicaipuro para atacar la ciudad de Caracas, pero la operación fracasó; Paramaconi y los suyos fueron atacados por Losada y su gente. A comienzos de la década de 1570, Garci González de Silva asaltó de noche el bohío del
cacique, el cacique se dedicó a salvar a las mujeres en este descuido, recibió un sablazo por
la espalda, pero el guerrero no dio muestras de dolor y arremetió contra el enemigo. Soltó su macana y se entabló una lucha cuerpo a cuerpo, la lucha seguía, pero el español quería
acabar con el indio y le infringió una nueva herida en el hombro izquierdo. Cayó en el
precipicio, y el español creyó que el indígena había muerto.
Paramaconi se recuperó de sus heridas y meses más tarde se sometió a los españoles y
mantuvo estrecha amistad con Garci González de Silva, olvidando todo lo ocurrido. Era el
año 1572 (Fundación Polar, 1997: 492. Tomo III).
NAIGUATA
Su nombre significa "pico" o "atalaya". Cacique de la región central. De familia caribe. De
aspecto arrogante, dado a la ensoñación y a la contemplación, de carácter afable. Combinó
su función con la de Piache. Su dominio abarcó una inmensa zona costera que
comenzaba en el río Anare hasta los predios de Guaicamacuto.
En cierta oportunidad recibió a los soldados de Rodríguez Suárez, ofreciéndoles un
agasajo, pero durante la fiesta uno de los invitados hirió a una gaviota, lo cual le causó un
gran disgusto. Quiso castigarlo por la hazaña tan negativa, pero no lo consiguió, entonces
tomó la ley en sus manos y cuando quiso vengarse, una bandada de gaviotas se lo impidió,
esa presencia le indicaba que debía perdonar al agresor.
Tenía parentesco cercano con la cacica Isabel, la madre de Francisco Fajardo, a quien
favoreció cuando éste llegó en 1555 al litoral y también en las dos oportunidades siguientes,
de 1557 a 1567. Acudió al llamado de Guaicaipuro cuando a fines de 1567 o comienzos del
año siguiente se propuso destruir la ciudad de Caracas. Pero Naiguatá y los demás caciques,
fueron derrotados, mientras aguardaban la incorporación de Guaicaipuro (Fundación Polar,
1997: 307. Tomo III).
ARICABACUTO
Cacique que perteneció a la tribu de los Mariches. Se enfrentó a Francisco Fajardo en
1567. Formó parte, en 1568, de la alianza de caciques indígenas liderada por Guaicaipuro
contra Losada. Según el historiador José de Oviedo y Baños, para 1572 Aricabacuto había
hecho amistad con los españoles y a finales de ese año sirvió como guía a Pedro Alonso
Galeas, nombrado por el teniente de Caracas, Francisco Calderón, para que pacificase a los Mariches. Esta alianza no le agradó a otros indígenas de la región. El cacique Taparacay
para vengar esa deslealtad, solicitó al español le enviara al cacique para que actuara como
mediador; como el cacique no estaba Galeas mandó un hijo y otros familiares del indio
quienes murieron en una emboscada. A su regreso Aricabacuto intentó vengarse dando
muerte a mujeres y niños indígenas que habían sido hechos prisioneros por Garci González
de Silva, quien impidió la acción (Horacio Biord Castillo, 1997: 219. Diccionario de Historia de
Venezuela. FUNDACION POLAR. Tomo I).
CAYAURIMA
Cacique de los indios Cumanagotos de la provincia de Nueva Andalucía o Cumaná. Logró
imponerse como jefe de su parcialidad después de someter a varias tribus en la región
oriental. Se caracterizó porque cojeaba, pero esto no amedrantó su valentía y su bravura
indómita.
Enfrentó varias expediciones: el primero de sus enemigos fue Jácome de Castellón, en 1570,
de Diego Fernández de Serpa, la de Garci González de Silva, enviado por el gobernador Juan
de Pimentel, con la misión de pacificar y reducir a los indígenas de la región situada entre
los ríos Unare y Neverí con el fin de incorporar dicho territorio a la provincia, pero la fuerte
resistencia de los indígenas lo impidió, y en 1585, la de Cristóbal Cobos, mandado por la
Audiencia de Santo Domingo para someter a los rebeldes de la provincia oriental. Sobre
esta última la historia cuenta lo siguiente: al primer encuentro, luego de tres horas de
combate, la habilidad de Cobos en este tipo de enfrentamientos le permitió avanzar hasta el
jagüey de Macarón, Cayaurima pidió ayuda a otros caciques y logró sorprender a los
conquistadores, en la batalla de Macarón.
Cobos al frente de la caballería, pero Cayaurima creyó obtener la victoria fácil, porque
contaba con más hombres, pero la astucia de los soldados españoles le permitió penetrar
en las filas enemigas y al reconocer al cacique, entablaron con él una lucha cuerpo a
cuerpo hasta que Cobos los auxilió. Así lograron apresar al cacique.
Los indígenas se rindieron y ofrecieron cumplir las exigencias de los conquistadores porque
querían la libertad de su jefe, después colaboraron con la construcción de las casas del
asentamiento de San Cristóbal de los Cumanagotos. Como cumplieron la promesa Cobos liberó a Cayaurima (Fundación Polar, 1997: 761. Diccionario de Historia de Venezuela. Tomo I). CHIPARARA
Cacique de varias tribus que habitaban la región de San Sebastián de los Reyes, cercana
al río Portuguesa. Esos indígenas fueron desplazados de su terruño por los españoles con el
fin de construir sus propios hatos. Por tal motivo, se dieron frecuentes enfrentamientos en
esa región -hoy Estado Guárico-. Para poner fin a esa situación el gobernador y capitán general de la provincia de Venezuela,
Diego Francisco de Quero, propuso al capitán Diego Velásquez de Ledezma, encargarse de
su pacificación en febrero de 1563. Velásquez se fue llano adentro llegando hasta las riberas
del río Portuguesa el 1º de marzo.
Con sus hombres y con la colaboración de indígenas Guamonteyes cruzó por varios ríos y
caños hasta encontrar el río Blanco, donde se enfrentaron con indígenas armados con arcos,
flechas y macanas.
Después de una larga lucha desarmaron y apresaron a los rebeldes sin disparar las armas
de fuego. Entre los prisioneros tomados, hombres, mujeres y niños, había varios que se
desempeñaban como jefes, de los cuales el más conocido y destacado era Chiparara, quien
dijo lo siguiente: " que era el "Principal Grande" entre su gente y los Otomacos; que sus
dominios se extendían por las riberas del río Blanco; que siempre había sido enemigo de los
españoles a quienes consideraba unos "bellacos y mentirosos" y los había enfrentado en varias ocasiones en compañía de Caribes, Alquirires, Amaibas, Atapaimas, Otomacos,
Achaguas y Bateas; que también era enemigo de los Guamonteyes, tribu coaligada con los
españoles; que atacaban los hatos en busca de carne y de caballos, y con la esperanza de
que los "blancos" huyeran y los dejaran en posesión de sus antiguas tierras; y, por último, que
no deseaba acordar la paz con los españoles, ni aceptar a su rey, ni sus leyes y costumbres."
Después de levantar el acta con los testimonios de los prisioneros, Velásquez procedió a
repartirla entre sus hombres y a organizar la marcha de regreso (Ildefonso Méndez Salcedo,
1997: 800. Diccionario de Historia de Venezuela. FUNDACION POLAR. Tomo I).
MAGUARE
Cacique Caribe de la región media del río Orinoco. En 1642 el gobernador de la provincia de
Trinidad y Guayana, Martín de Mendoza La Hoz y Berrío, logró atraerse a Maguare, a quien
hizo bautizar en Santo Tomé dándole por nombre el suyo. Continuaba con la política de
alianza hispano-caribe que había iniciado su antecesor Diego López de Escobar.
Maguare recibió de los españoles el título de general, y a él y a su tribu se les dieron armas de
fuego para que en sus curiaras recorriesen el Orinoco y se enfrentasen con los extranjeros
que asolaban los establecimientos españoles de Trinidad y Guayana.
Maguare acompañó al gobernador Mendoza cuando se fundó el fortín de Nueva Cantabria
en Cabruta. En 1647, el jefe caribe se encontraba allí, donde se entrevistó con fray Jacinto de
Carvajal, sacerdote dominico llegado del Apure. El gobernador Mendoza murió en 1656. Con
su muerte se perdió la huella de Maguare. Al desaparecer esos dos personajes quedó rota la
alianza (Manuel Pérez Vila. 1997: 11. FUNDACION POLAR. Tomo III).
CONOPAIMA
Cacique de la región de Los Teques. Cuando matan a Guaicaipuro alcanza el cacicazgo, se
distinguió como defensor de la integridad de su gente. Su arrojo y valentía al comienzo de su misión, pero el amor lo hizo cambiar de estrategia, dedicándose a su mujer y a sus hijas,
por este motivo no se atrevió a vengar al Valiente Sorocaima.
En 1568 participó en el sitio de Maracapana y en 1573 guerreó contra Garci González de
Silva. Como jefe se distinguió en Las Adjuntas. Según el historiador José de Oviedo y Baños,
Conopaima no se rindió después de contemplar la horrible mutilación a la que fue
sometido Sorocaima y de haber sido capturadas por los españoles una de sus esposas y dos
hijas de su compañero Acaprapocón (Horacio Biord Castillo, 1997: 986. Diccionario de
Historia de Venezuela. Tomo I).
Acabó con mitos y creencias dentro de su tribu: pensaban que hombre y caballo eran uno y
que existía un animal de dos cabezas. Estas creencias acobardaban a su gente haciendo que
perdieran fuerza al enfrentarse a sus enemigos.
En la versión del historiador García de La Torre se cuenta que el cacique con su bella esposa
bajaron al río y los españoles en una emboscada la hirieron a ella. Al subir a la curiara se
percató que moría y juntos se tiraron al río para morir con ella, pero un arcabuz acabó con su
vida. Sacaron sus cadáveres y los enterraron en las inmediaciones al pie de un árbol
gigantesco que con el correr de los años produjo flores bellísimas las cuales sirvieron de
alegoría al decirse que eran los suspiros de Conopaima y su bien amada princesa Tequeña
(Gómez, 1996: 49).
PARNAMACAY
Cacique Tarma de la costa central que se opuso a la conquista del valle de Caracas y zonas
adyacentes. Su dominio estaba ubicado entre la costa barloventeña y el valle de Los
Guayabos. En 1568 se alió con Guaicaipuro y otros caciques de la región con el fin de
correr a los españoles del valle de Caracas, pero fracasaron. Junto con el cacique
Prepocunate (también aparece Prepocunare) y los indígenas de los pueblos de ambos,
fueron encomendados a Julián de Mendoza; la imposición de este vasallaje originó una
serie de actos violentos, entre ellos la muerte del encomendero, no sin antes capturar y
secuestrar a la esposa, Dolores Ruiz y a sus dos menores hijos por quienes pide rescate y un
trato justo a su tribu. Los indígenas se impusieron y participaron en sendas comisiones
enviadas por los españoles bajo el mando de Sancho de Villar y Francisco de Vides,
respectivamente. En 1573, después de un combate en el cual pereció Prepocunate,
Parnamacay no le quedó más alternativa que rendirse ante Garci González de Silva, a quien
se le había encomendado la pacificación de los Tarma. El nombre de este cacique ha sido
también escrito Paramacay y Parmanacay (Horacio Biord Castillo, 1997: 503. Diccionario de
Historia de Venezuela. FUNDACION POLAR. Tomo II).
TIUNA
Indio de la región de Curucutí, guerrero caribe, de gran tamaño y fuerza física comparable
con el indio Chacao, de carácter tan dulce que su madre decidió llamarlo Tiuna que
significa luz del amanecer y caudal de agua cristalina; creció bajo el tutelaje del Cacique Catia
quien le enseñó los secretos de la guerra y de las formas de hacer gobierno, por este motivo
se le igualaba con Tamanaco. Su valor sólo se asemejaba al de Yoraco. Su dominio estuvo
entre Fila de Mariches y Valles del Tuy. Su preparación incluyó las artes que daban el
conocimiento y la sabiduría de los piaches. Su hombre de confianza era Aramaipuro llamado
ponzoña de abeja-. En Cayapa derrota a Rodríguez Carpio.
Se enfrentó a Losada en la batalla de Maracapana en 1568, donde reunió a los jefes:
Naiguatá, Uripatá, Anarigua, Mamacuri, Querequemare, Prepocunate, Araguaire, Guarauguta
con siete mil guerreros. Aricabuto y Aramaipuro, con tres mil flecheros. Cuando
esa concentración indígena reunida en Maracapana decide, ante la ausencia de Guaicaipuro,
una parte dispersarse y la otra avanzar hacia la recién fundada ciudad de Santiago de León
de Caracas, Losada logró poner en retirada a esta última luego de un sangriento
combate; sólo quedó Tiuna en el campo y desafió a Losada con una media espada
enastada en palo de guaica. Losada delegó en Francisco Maldonado la contestación al reto,
pero éste fue herido por un lanzazo de Tiuna; en socorro del herido intervinieron Juan
Gallegos, Gabriel de Avila, Gaspar Pinto, Francisco Maldonado, Antonio Pérez, Alonso
Andrea, Juan de San Juan y Juan de Gómez; Tiuna logró herir a Gallegos, a Pinto y a San
Juan y fue muerto de un flechazo disparado por un indio criado por Maldonado. Muere en
1568 (Fundación Polar, 1997: 50. Tomo IV).
CARAPAICA
Cacique Taramaina que se distinguió por su valor en combate. En 1567, formó parte de la
resistencia indígena junto con Guaicaipuro. En uno de los encuentros armados, Carapaica
logró arrebatarle la espada al capitán Rodrigo Ponce León, la cual utilizó en la batalla de La
Quebrada, según el historiador José de Oviedo y Baños, para enfrentarse al mestizo Alonso
Ruiz Vallejo (Horacio Biord Castillo, 1997: 680. Diccionario de Historia de Venezuela.
FUNDACION POLAR. Tomo I).
GUAICAMACUTO
Cacique del litoral central, guerrero taimado y astuto que le encantaba el comercio de bienes
materiales o no, establecido cerca de la actual población de Macuto, recibió pacíficamente a Francisco Fajardo cuando éste llegó a la región por primera vez en abril de 1555 y también la
segunda, alrededor de 1557.
Se unió con otros caciques y promovió La Alianza de Uvero con Terepaima, Catia,
Parnamacay.
Atacó a Rodríguez Suárez en el sitio conocido como Las Lagunetas donde perdió la vida este
español. Allí obtuvo la ayuda de Guaicaipuro y Terepaima.
Fueron los abusos cometidos por la gente de Fajardo asentada en El Panecillo, los que
disgustaron a los aborígenes, y Guaicamacuto, junto con Paisana y otros, fueron los
dirigentes de la rebelión que estalló en 1558 contra los españoles. Valiéndose de una
estratagema, logró atraer fuera de las empalizadas de la población al capitán Jorge Juan
Quiñones y a un destacamento, que fue atacado y casi totalmente destruido por los
indígenas, resultando Quiñones mortalmente herido, a raíz de estos sucesos Fajardo se
retiró de El Panecillo ese mismo año.
Después del fracaso de un tercer intento de Fajardo en 1562, los indígenas del litoral se
mantuvieron libres del dominio español. En 1567, llegó a la zona donde vivía Guaicamacuto y
su tribu, un buque español, que yendo hacia Cartagena de Indias, fue perseguido por un
corsario francés y buscó refugio en la costa. Los de Guaicamacuto se apoderaron del buque,
mataron a sus tripulantes y lo quemaron, después de haberlo saqueado; entre el botín obtenido
había unos objetos del culto destinados al obispado de Charcas, en el Alto Perú (Bolivia).
Hacia fines del mismo año, bajando de Caracas, llegó al territorio de Guaicamacuto el
conquistador Diego de Losada.
Cuando Guaicaipuro convocó, poco después, una gran alianza de caciques para atacar y
destruir la ciudad de Caracas, Guaicamacuto acudió a su llamado, pero al fracasar ese
intento, decidió rendirse a Losada junto con otros caciques y sus respectivas tribus
(Manuel Pérez Vila, 1997: 576).
GUAIMACUARE
Cacique de la región de Chuspa y Caruao en el litoral central de Venezuela, que al llegar a
esos lugares en 1555 el conquistador mestizo Francisco Fajardo hizo amistad con él. Cuando
el conquistador regresó hacia 1557 en compañía de su madre y de una hueste para poblar,
Guaimacuare y otros caciques de la región, entre ellos Paisana, lo recibieron pacíficamente
y le instaron a establecerse allí, como lo hizo en El Panecillo en 1558. Los abusos cometidos
por los españoles indignaron a los indígenas, quienes decidieron sacarlos del lugar.
Los dos caciques no coincidían en las acciones a emprender, pues Guaimacuare era
partidario de contemporizar y Paisana de atacar de inmediato. A pesar de que prevaleció el
criterio del segundo, Guaimacuare tuvo tiempo de prevenir a Fajardo y éste pudo rechazar el
asalto. Confabulados ambos le tendieron una celada a Paisana, quien al intentar hablar con el
conquistador fue apresado y ahorcado junto con varios de sus compañeros.
En el curso del año siguiente volvió el conquistador con nuevas fuerzas y después de
haberse puesto de acuerdo con Guaimacuare y de pedir autorización al gobernador Pablo
Collado, fundó la villa de El Collado en la zona de Caraballeda en los primeros meses de
1560. Al parecer, Guaimacuare apoyó a Fajardo en los conflictos de éste con Antonio
Cobos, justicia mayor de Nueva Córdoba (Cumaná), cuyas respectivas jurisdicciones no
estaban bien delimitadas.
Participó en la insurrección de indígenas del valle de Caracas y del litoral, acaudillada por
Guaicaipuro y Guaimacuare, ahora enemigo de los españoles. Muerto éste en 1568,
Guaimacuare continuó guerreando contra los españoles, quienes se vieron obligados a
organizar en 1570 ó 1571 una operación combinada de las fuerzas de Caracas y de Caraballeda para someter al cacique y sus hombres, que refugiados en los montes
cercanos ponían en peligro la comunicación entre las dos ciudades; pero a pesar de esto los
defensores fueron obligados a retroceder, perdiendo a Gaspar Pinto, regidor de Caraballeda.
El cacique permaneció insumiso, pero poco a poco fue cediendo cuando algunos de sus
hombres entraron en contacto con los españoles o murieron combatiéndolos. Este aguerrido
indígena es conocido como Caruao o Carguao (Manuel Pérez Vila, 1997: 576. Tomo II).
GUANAUGUTA o GUARAUGUTA
Cacique de una tribu que a mediados del siglo XVI habitaba la región hoy conocida como
Catia La Mar. Se le conoce como Guarauguta. Se tienen de este cacique dos noticias
concretas. En 1563 al regresar de España el conquistador Diego García de Paredes,
nombrado gobernador de Popayán, decidió desembarcar con algunos hombres en los
predios de Guanauguta con el fin de saludar a su amigo el conquistador Luis de Narváez. El
cacique los recibió con amabilidad y los obsequió con un banquete, sin que sospecharan los
invitados que se le tenía preparada una emboscada.
Terminada la reunión los españoles fueron sorprendidos por los indígenas quienes les dieron
muerte de inmediato, entre ellos a García de Paredes, Alonso Zapata y Francisco de Las
Casas, el 4 de septiembre del mencionado año.
Posteriormente, en 1568, Guanauguta concurrió con sus hombres a la convocatoria realizada
por Guaicaipuro a 16 caciques de la costa y la serranía para atacar en masa a la recién
fundada Santiago de León de Caracas. En poco tiempo lograron reunir varios miles de
hombres que serían conducidos por Guaicaipuro, pero éste no se presentó a tiempo al sitio
de Macarapana, lugar donde se concentraron los indígenas, lo que dio tiempo a los
españoles de emprender la defensa de la ciudad y arremeter con éxito a los atacantes.
Muere en 1563 (Ildefonso Méndez Salcedo, 1997: 584. Tomo II). CUAIRICUARIAN
Indio Mariche que da su vida por la de su cacique Chicuramay. Según el historiador José de
Oviedo y Baños cuando en 1569 los alcaldes ordinarios de Santiago de León de Caracas
Pedro Ponce de León y Martín Fernández de Antequera, condenaron a muerte por
empalamiento a 23 caciques acusados de rebelarse en contra del dominio español
Chicuramay era uno de ellos. Cuairicuarián se presentó antes de iniciarse el suplicio y en
voz alta les señaló que la persona que tenían por Chicuramay era inocente porque él era el
verdadero Chicuramay y como tal venía a entregarse a cambio de la libertad de la persona
allí sometida. Cuairicurián fue torturado antes de asesinarlo. Con ese gesto de fidelidad se salvó la vida del cacique Chicuramay. Según el hermano Nectario María los hechos relatados
no se llevaron a cabo (Fundación Polar, 1997: 1112. Tomo I).
TEREPAIMA
El nombre de este cacique tiene como significado "río que corre en una hondonada o
valle". Este nombre se le dio porque tanto los Meregotos como los Anaucos observaban el
relieve de la zona que habitaban. El dominio de este indígena es muy extenso, gracias a sus
habilidades políticas y diplomáticas.
Terepaima se propuso vengar al cacique Yoraco, Caribe que habitó en la región de Tácata.
El hecho de dar muerte a Rodríguez Suárez lo colmó de gloria y le permitió convertirse en
leyenda, a la vez que le facilitó su ascenso a cacique, aspecto que le había sido negado en su
tribu.
En 1561 venció a Luis Narváez que había usurpado sus predios.
Losada pretendió vencer a Terepaima, pero no lo consiguió.
Después Garci González de Silva logró conversar con el cacique, pero el indio volvió a la
lucha en defensa de su territorio. Muere en uno de esos enfrentamientos con el conquistador,
a mediados de la década del 70 (Gómez, 1996: 33-36). YARE
El cacique Yare jefe de los Quiriquires, Aruacos y Charagotos, fue también Piache y Sumo
Sacerdote. Vino al mundo en la tierra de los Cumanagotos. Habitó y dominó en lo hoy conocido
como Miranda, Anzoátegui y Monagas. Cuando se enfrentó al español lo hizo con tacto y
valentía.
Este bravo indio Caribe no sólo hizo temblar a Zerpa en Maturín, sino también a Rodríguez
Suárez en Barquisimeto. Para lograr este objetivo tuvo a bien aliarse con Terepaima. No se
vio menoscabado por actuar bajo las órdenes de este cacique y con Tamanaco a quien
consideraba su amigo incondicional tanto en la guerra como en la paz (Gómez, 1996: 30-33). Fueron muchos los combates en los cuales tuvo honrosa participación en la defensa de los
derechos indígenas, pero hay que reconocer que los conquistadores contaban con mejores
recursos para oprimir al nativo.
Cuando Yare supo la traición a la cual sometieron a Tamanaco su coraje le energizó los
ánimos y en ese preciso momento juró vengar a este valiente. Atacó con arrojo en muchas
oportunidades fue vencido, pero siguió adelante hasta que un día le dieron muerte los
españoles. Su tribu le dio sepultura con los honores que merecía este insigne cacique
(Gómez, 1996: 30-33).
YORACO
Nació este bravo indígena en la región de Tácata. De porte atlético, alto y de gran
resistencia, astuto e inteligente.
El nombre de este cacique tiene una connotación de zorro o diablo, zorro porque la astucia,
la habilidad, la maña, son características de este vocablo, diablo porque posee poderes
sobrenaturales o divinos -en el buen sentido del término- que lo protegen en cualquier
adversidad.
Cuenta la historia que el indio cuando era joven, en una hermosa mañana tomó el camino
que conducía al mar para visitar a sus parientes, los Quiriquires, que habitaban en la región
de Cariaco. Ese día, no sólo vio lo profundo del mar, sino también embarcaciones españolas
que traían unos hombres que para él tenían un aspecto poco común. Este avistamiento le
causó gran pena porque ya las tierras que sus amigos hollaban habían sido invadidas por
personas muy extrañas. ¡Cuánta razón tenía y cuánta verdad había en ese presentimiento!
Cuando hizo el comentario en familia se enteró que su padre cuando joven también presenció
la llegada de unas naves que traían gente de aspectos extraños.
Esta visita causó asombro y extrañeza entre la tribu porque creyeron que era Amilavaca que
había retornado. Amilavaca era una leyenda donde se le consideraba un hombre blanco de
ojos claros. He ahí la confusión, por eso lo atendieron de aquella forma tan cordial. Pero las
cosas empezaron a cambiar ya que el trato que recibían no era el esperado por ellos.
Conocida la historia en sus más mínimos pormenores, decidió emprender la lucha contra el
colonizador.
Regresó a su tierra y con la protección que recibió de los piaches, se educó siguiendo
fielmente sus procedimientos. Este método era sumamente riguroso.
Yoraco gozaba de buena reputación y de respeto por esos poderes y por las hazañas
guerreras contra la usurpación española.
Como buen estratega comenzó su trabajo ganándose la confianza de los Caracas, los Teques
y los Quiriquires. No se dejó esperar. Inició su campaña aprovechando el conocimiento del terreno, la lealtad de
su gente y el factor sorpresa. Llegaba, atacaba y desaparecía como por arte de magia. Ese
poder se le ha atribuido a un amuleto que le habían preparado los piaches - según versa en
la historia- para protegerlo contra todo peligro y adversidad.
Sin nada que agregar se convirtió en un verdadero peligro para los españoles, por eso le
enviaron a Juan Rodríguez Suárez para que acabara con el mito. Se enfrentaron,
guerrearon, descansaron, continuaron y decidieron que la lucha seguiría hasta que uno de los
dos muriera.
Enardecidos los indígenas por la batalla entre los dos titanes, tocaban pitos, tambores,
guaruras y daban gritos. Los cuchillos brillaban con la luz de la luna, hasta que decidieron
caballerosamente retirarse a sus puestos. Hicieron lo debido y con respeto y admiración
cada bando se retiró a su posada.
Volvió a la carga el valiente Yoraco contra Rodríguez Suárez, pero una lanza enemiga le dio
muerte.
Cuenta la historia que Rodríguez Suárez se inclinó ante su adversario. Escudriñó la vestidura
buscando el tan sonado amuleto, pero no encontró nada. ¡Vaya curiosidad del español y
vaya creencia! Ordenó a su hueste que registraran el campo donde se habían enfrentado
los dos guerreros, pero tampoco encontraron nada. El amuleto absorbió también los poderes
sobrenaturales y mágicos de su dueño, quien podía desaparecer cuantas veces se lo
propusiera (Gómez, 1996: 36-40).
SOROCAIMA
El nombre de este cacique significa "pájaro de vistoso plumaje". Fue hombre de
confianza de Guaicaipuro, según las versiones parece ser que era de la tribu de los Teques.
Lo cierto es que se formó bajo los cánones de la escuela espartana, esa misma en la cual se
formó Guaicaipuro.
Era un hombre austero, rígido, severo, reservado. Al morir Guaicaipuro se sometió a las
órdenes de Conopaima.
Los aborígenes no querían la guerra, pero los españoles decidieron a su antojo la suerte
de varios caciques como fue el caso de Guaicaipuro y Tamanaco. Con esas mismas leyes
empalaron a varios indígenas acusándolos de traición, conspiración y sentenciándolos a
muerte. Valiéndose de toda artimaña se ganaron la confianza de algunos indios y con ellos
acometían sus más horrendos crímenes. De allí que después que obligaban a esos
vasallos para torturar y luego asesinar a sus antiguos jefes.
Sorocaima atendía los mandatos de Conopaima, aunque debió ser a la inversa, a pesar de
esto era el líder de un grupo de indígenas Tequeños. Se enfrentaba a los españoles y les
causaba todo tipo de dificultades a la hueste que dirigían los invasores.
En 1570 se alió con Conopaima y Terepaima, pero los españoles lograron descubrirle su
escondite y en Los Carrizales fue emboscado con la intervención de un grupo de indígenas
obligados a descubrir su paradero, so pena de castigo. Sorocaima fue apresado, pero
Conopaima aguantaba el combate.
Como estrategia española Garci González de Silva dice en alta voz que Sorocaima perdería
su mano derecha, pero que si se rinden no, y que al resto se le perdonaría la vida. Corría el
año 1572 (Gómez, 1996: 46-49).
CHACAO
Según los relatos históricos Chacao era un individuo impresionante: de gran tamaño,
fuerte, ágil, hercúleo y con una gran fortaleza que era invencible en el momento de la
lucha. Maestro en la guerra relámpago y con audacia y sagacidad preparaba ataques tipo
comando.
Su gobierno de tinte democrático, y, no se ha escrito sobre ningún tipo de maltrato.
Respetaba con decoro las reglas y principios establecidos por su pueblo. Le daba un trato
privilegiado a las mujeres y a los niños.
El cacique Chacao era de raza Caribe y tal como su nombre lo indica tenía sus predios en el
lugar que hoy lleva ese nombre y un poco más allá.
Como Yoraco era querido y respetado por su tribu.
En 1567 se enfrenta a Juan Gómez quien lo lleva a prisión. Cuando Losada se entera que el
indio está preso intenta dialogar con él para convencerlo que deponga las armas y lo ayude
en su proyecto de mejoramiento del valle de Caracas. Aceptó el pacto, pero al recobrar su
libertad olvidó su compromiso.
Renovó su alianza con Guaicaipuro. Se reunía con su tribu al pie del Guaraira-repano (Cerro
El Avila).
Cuando se evoca su personalidad se le compara su justicia y sabiduría con la del Rey Carlo
Magno.
Como Losada que su punto vulnerable era ayudar a los débiles le mandan el recado que un
tal Catario había secuestrado dos indiecitos y que los tenía capturados en contra de la
voluntad de su madre. Cuando el indio conversa con la señora jura rescatarlos y
devolvérselos.
Dio instrucciones precisas a su servicio de inteligencia y ubicó el paradero de Catario.
Dividió su ejército en dos bandos: uno que se encargaría de hacer morder la carnada al
Catario y otro -incluyéndose él- que iría directo al lugar donde reposaban los otros.
El éxito no se dejó esperar. Los secuaces de Catario mordieron el anzuelo y el lugar quedó
casi despejado y los guardianes pocos los eliminó Chacao, pero recibió múltiples heridas en
las piernas y el costado. Cuando quiso remontar el muro sus hombres se percataron que u
jefe estaba herido. Al llegar a su choza fue atendido por su piache, pero como había perdido
mucha sangre ya nada se podía hacer para salvarlo. Su vida culmina en 1569 (Gómez, 1996:
51-54).
BARUTA
Después del ritual de la muerte del gran cacique Guaicaipuro, Urquía su bella amada, recibe
de manos del piache la corona del inmortal guerrero. El cacique Baruta con humildad recibe
de manos de su progenitora el penacho con las cuatro plumas rojas que honrosamente
llevara su padre.
Al colocarle la corona la madre le dijo estas palabras:
Estas plumas rojas son el símbolo de la sangre de tu padre y de tu pueblo derramadas por el
invasor que vino a arrebatarnos nuestra tierra. Defiéndelas con honor.
Baruta lo aceptó y lo cumplió. Luchó junto con Tamanaco y Terepaima. En un
enfrentamiento contra el invasor es hecho prisionero y llevado donde González de Silva. Este
le promete la libertad a cambio de que se comprometa a ayudarlo en su plan de desarrollo
de la zona. Le pide que firme un tratado de paz.
Igual que Chacao promete, pero Baruta ya no quiere usar el penacho que la princesa
Urquía a la muerte de su padre pusiera sobre su cabeza.
Se convirtió en un hombre de paz, ayudó a su gente a reconstruir sus caneyes.
Murió y fue sepultado siguiendo el ritual de su tribu. Pasados los años Francisco de La Hoz
Berríos construyó en ese lugar una parroquia en reconocimiento al valiente cacique (Gómez,
1996: 54-56).
CATIA
Cacique que comandaba desde la fila de Mariches hasta el litoral. Era un organizador nato y
un valiente guerrero que no se equivocaba al enfrentar al invasor. Un excelente estratega en
el desplazamiento puesto que conocía cada palmo del territorio. Su resistencia era su mejor
punto de apoyo. Aunque hubiese recorrido grandes trechos no vacilaba al enfrentar al
enemigo. Tenía como misión enseñar a los jóvenes guerreros las artes de la guerra. Entre
estos jóvenes se destacó el cacique Tiuna.
Fue piache con enormes conocimientos de hechicería, magia y artes curativas.
Hizo alianza con Guaicaipuro, Chacao, Guaicamacuto, Baruta y Pariata.
Derrota las huestes de Garci González de Silva en Los Guayabos. Intentó el comando de
una gran alianza entre los aborígenes para hacerle frente al enemigo común. Comando
que le entorpeció el valiente Guaicaipuro.
Después de la muerte de Guaicaipuro quiso reorganizar su lucha y comandar los grupos
de aborígenes, pero éstos estaban llenos de desaliento y desmoralizados. Sus años le
estropearon el intento. Muere en 1568, luchando contra Losada (Gómez, 1966: 60-61).
YARACUY
Hijo del cacique Chilúa. Se dice que comandaba unos 500 indígenas que vivían en "El
Valle de las damas", entre las cuales se contaban Tarananas, Yaritaguas, Torondoyes,
Achariguas y Zararas. Como los Caripes y Macaures no quisieron conformar esa alianza,
entonces se unieron con los españoles para controversiar al cacique Yaracuy.
Diego García de Paredes y el capitán Juan de Vargas quisieron hacerle frente a Yaracuy,
pero éste no se dejó atrapar gracias a su poderío y a la fiereza de su tribu, destruyendo a los
invasores en la batalla de Cuyucutúa, en 1552.
Después es apresado y condenado a muerte por este hecho, pero logra desarmar al
guardia dándole muerte con su espada. Un soldado que estaba en las inmediaciones le dio
muerte. Yaracuy exclamó: "Muero, pero no muero solo" (Gómez, 1996: 62-63).
MARACAYBO
Este cacique tenía una recia personalidad y gozaba de un gran poderío, también se le
consideraba como un semidiós por la leyenda y disfrutaba de un caudal de riquezas. De trato
autoritario y firme, según se cuenta estaba dotado de poderes sobrenaturales.
Sus predios se extendían desde el lago de Maracaibo y el río Magdalena, en el límite de lo
que se conoce como Cartagena.
Logró someter a algunas tribus de esa región. Una vez conseguido su propósito pudo hacer
frente al invasor, sin dificultad.
Los motilones supieron como gobernaba este cacique.
Como tenía un conocimiento de la aridez de la región, pudo resistir los ataques de los
invasores.
Maracaybo el cacique de los Onotos se opuso junto con las demás tribus circundantes del
Lago a las entradas de los Belzares.
Encontró la muerte luchando contra un español que en vez de auxiliarlo lo dejó agonizando
mientras lo persuadía para que entregara sus riquezas a cambio de la libertad.
Muerto Maracaybo no hubo otro que le diera la talla y los indígenas tuvieron que someterse
(Gómez, 1996: 64-65).
MARACAY
Cacique de cuerpo hercúleo, energía impresionante y de aspecto desagradable con la
fiereza dibujada en el rostro, perteneciente a la tribu de los Araguas. Usaba un penacho
de plumas multicolores. Se adornaba el cuerpo con ajorcas recamadas con metales bruñidos
y piedras preciosas - tal vez como una forma de ostentación o para ocultar su fealdad -.
Su nombre sirvió para designar a otra tribu descendiente de la cual él era originario. Dominó
en todo lo conocido como hoy Estado Aragua con algunas zonas colindantes como el sector
perteneciente al cacique Turiamo. Este cacique estuvo aliado en muchas ocasiones con
Maracay.
Su fama comienza cuando logra derrotar las huestes de Rodríguez Suárez. El duelo entre
invasor e invadido le dio el triunfo a Maracay. Rodríguez y su gente tuvieron que retirarse
vencidos por el guerrero.
Lograron quitarle la vida mientras descansaba, como consecuencia de una traición de
uno de sus guerreros (Gómez, 1996: 65-66).
MEREGOTE
Fue el sucesor de Maracay. Su tarea fue difícil porque tuvo que enfrentar grandes
limitaciones.
Llama a los Araguas y les pide que prometan luchar hasta la muerte para sacar al invasor.
Los españoles al pie del cañón lo único que esperaban era que Meregote y su gente se
rindieran para anexar sus predios a la bandera hispana.
La Colina de La Cruz fue su sitio de encuentro. En ella murieron uno a uno los hombres de
este cacique tal como se habían comprometido, ninguno dio a torcer su brazo. No
defraudaron a Meregote (Gómez, 1996: 66-67).
ARAMAIPURO
Jefe de los Mariches. Estuvo en Maracapana. Baruta y Chacao estuvieron bajo sus órdenes.
Aricabuto se consideró el jefe mayor.
Allí también estuvo el cacique Urimaure.
Según Oviedo y Baños Aramaipuro se presentó con un ejército de tres mil flecheros. Fue la
mayor concentración indígena para poner fuera de combate al invasor.
La ausencia de Guaicaipuro desconcertó a los demás jefes. Solamente Tiuna dio la cara,
para pelear y morir en manos de los españoles.
Esta ausencia no planificada puso en manos del conquistador, la vida de cada uno de los
indígenas.
Aramaipuro, se retiró con su gente a la costa oriental y en 1595 se enfrentó a Raleigh
cuando éste asaltó a Cumaná. Allí muere Aramaipuro. En esa ocasión los piratas
capturaron a su hija Urimare, quien fue ofrecida como trofeo a Raleigh, la muchacha se fugó
del bergantín inglés y atravesó a nado el mar hasta llegar a la costa oriental. Cuenta la
historia que siguió esclavizada hasta que uno de ellos intenta violarla, Urimare le quitó el
cuchillo, lo hiere de muerte y huye. Después de nadar y caminar llega a la tierra de
Guaicamacuto, conmovido ante la valentía de la joven la hace su hija adoptiva.
Cual no sería su arrojo que logró que la tribu de su padre la obedeciera y la aceptara como la
primera mujer que gobernara ese sector. Al principio atacó al invasor, pero los consejos de
Guaicamacuto la hacen desistir, decide hacer la paz y fundar su hogar (Gómez, 1996: 68-70).
YAVIRE
Gran cacique de los caribes situados en la Guayana. Trabajó en la unificación de las tribus
que habitaban en El Caroní. Su influencia se extiende a los Estados Sucre, Monagas y
Anzoátegui.
Cuenta la leyenda que este indio peleaba poseído por Satanás y que no llegó a mostrar su
cansancio después de cada combate. Según sus poderes satánicos su macana arrasaba a
sus enemigos y de su carcaj salían disparadas las mortíferas flechas para aniquilar sin piedad
al enemigo.
Peleó en Cumaná donde recibe una fuerte herida en el brazo derecho. Sin embargo, cuando
sus hombres le pidieron que delegara el mando en uno de su confianza, respondió: "Al
enemigo hay que combatirlo más con el corazón que con los brazos". Y remató: “Todavía me
sobra un brazo”.
Seguía como norte los dictados de su corazón y los principios que lo sustentaban. Nunca
prestó sus oídos para escuchar los intentos de paz que le proponían sus adversarios.
En una de estas terribles batallas a Yavire lo abandonan los poderes y muere en Caicara de
Maturín, alcanzado por un de los arcabuces que manejaba su enemigo con la misma furia
que él su maravillosa macana. Cuando esto sucede era un hombre de avanzada edad.
PARAMAIBOA
Varios de los valientes guerreros obtuvieron el grado de cacique o de jefe y lucharon bajo
las órdenes de Yavire. Cuando éste muere ambos se disputaron el mando, pero
nuevamente comprendieron que era mucho mejor estar unidos para combatir al enemigo.
En 1521, La Nueva Andalucía, estaba entre la espada y la pared, por un lado la lucha
sangrienta entre españoles y caribes y por el otro, el acoso de los piratas.
Paramaiboa propone una alianza a las pequeñas tribus, gracias a las enseñanzas de su jefe.
Gonzalo de Ocampo era su principal enemigo. Este español sanguinario para amedrentar a
los caribes fue apresando y ahorcando a los más renombrados caciques y a otros los deportó
a Santo Domingo en calidad de esclavos.
Pero a Paramaiboa que operaba en el norte del oriente y Pariaguán en el sur, no los
amilanó con sus cruentas amenazas, porque seguían apegados al juramento prestado a su
cacique Yavire.
En Guanta le presentan querella al español, pero éste les responde con todo el poder y los
derrota.
Paramaiboa no se acobarda refuerza su gente y ataca nuevamente y Ocampo, se ve en la
necesidad de retirarse a La Nueva Andalucía. El cacique no se da por vencido lleva a juicio a
soldados y oficiales españoles, los condena a muerte, pero no los ejecuta por la pronta
aparición de Bartolomé de Las Casas. El indio caribe oyó los ruegos del Fraile, a pesar del odio
que sentía por Ocampo.
Viene otro nuevo jefe, Alonso de Vera y Aragón, y también lo derrota. Este español lo
apodaban "Tupí". Después regresó Ocampo quien cambió de estrategia y la crueldad ya no
era su escudo apuntador sino la diplomacia, apoyado por un oficial de apellido Monsalve.
Quiso comprar a los indígenas apresándolos y luego al dejarlos en libertad les entregaba
sendos regalos. Cuando Paramaiboa se entera de esto da la orden de regresar los regalos
y le advierte al enemigo que abandone sus dominios.
Ocampo, volvió a sus andadas y colgó a los indios que trajeron el mensaje. Esto disgustó
a Paramaiboa y la lucha se encendió nuevamente. Ocampo, emboscó a Paramaiboa y a
Pariaguán en el sitio denominado La Zapoara, pero lo venció Pariaguán. En pleno encuentro
pierde la vida Paramaiboa, cuando la batalla estaba en plenitud. Terminada la pelea el propio
Pariaguán dirige las exequias de Paramaiboa (Gómez, 1996: 70-74).
PREPOCUNARE
Fue uno de los guerreros de confianza de Guarauguta con quien luchó hasta su muerte. Era
aspirante al cacicazgo de los Guaraúnos. Entre ellos quien se destacaba por su ferocidad era
Prepocunate. Había alcanzado la cúspide y su leyenda buscaba ubicarse al lado de
Guaicaipuro, Tiuna y Tamanaco.
Como Carachy o Carache, era de poco hablar, pero riguroso, exigente hasta consigo mismo.
Esta conducta le permitió gozar de un halo carismático entre los caribes, para arremeter con
valor y éxito las campañas en contra de los españoles.
De igual forma o estrategia con otros caciques, se valieron para hacerlo rendir. Los capitanes
Hurtado y Carrizo le tendieron una celada al cacique, lo apresaron y para que no se les
soltara lo amarraron alrededor de un árbol bajo la custodia de un pelotón que lo vigilaría hasta
el día siguiente que era su ejecución.
Hurtado se levanta temprano y sale en su búsqueda, pero cuál no sería su sorpresa cuando
sólo encuentra las sogas rotas, tiradas en el suelo junto con una rosa de montaña que el
guerrero siempre usaba en su cabellera. Prepocunate desapareció sin forma de explicación.
¿Y el pelotón que lo custodiaba?
A los pocos días volvieron a tener noticias de él. Acosó sin tregua a sus adversarios y cada
vez desaparecía como por arte de magia. Pero una vez la suerte se le fue de las manos y
cayó preso en las redes del enemigo. Luchó hasta la muerte. Era el año 1570 (Gómez, 1996:
75-76).
MURACHI
Bravo cacique Mocotíe que vivió en un paraje de difícil acceso en las montañas merideñas
cerca del río Chama, denominado Murrupuy.
Estos indios cosechaban el algodón y con él tejían mantas y ruanas para protegerse del frío y
se dedicaban a otras artesanías.
Se cree que en Acequías y Aricagua tenían minas de oro.
Como un celoso guerrero protegió a su gente de las tropas de Juan de Maldonado, fundador
de Mérida en 1559.
Se casó con una hija del cacique de Las Vegas del Mucujún, la princesa Tibisay.
Adoraban al Dios Sol que llamaban Ches y éste le vaticinó a los indígenas -a través de su
piache- de la presencia del extranjero con muy malos presagios, pero el indio Murachí no
se doblegó y se enfrentó con todos los hierros al invasor.
Comprendió el guerrero que su amada princesa corría un grave peligro, principalmente por su
belleza, por eso la envió al sitio más escondido y secreto protegida por sus vasallos más
fieles.
Esta separación le causó mayor pena al cacique que todas las vicisitudes juntas. Murió
dando la pelea en el año 1560 (Gómez, 1996: 83-84).
PAISANA
En 1555 el cacique Paisana se hace amigo del mestizo Fajardo quien quería transitar
libremente por el valle de los Caracas y el cacique se lo permite. Cuando quiso fundar el Hato
de San Francisco Paisana se opone, envenenando las aguas. Allí muere mucha gente,
incluyendo la cacica Ysabel. Por esta rebeldía e injusticia Fajardo lo condenó a muerte y lo
ahorcó.
PARIAGUAN
Fue un cacique amado y respetado por su gente. De buen porte y con un talento para manejar
a su tribu. En su cabeza portaba un penacho de plumas multicolores que le ayudaban a
resaltar su altivez y su elegancia.
En la noche anterior de la batalla de La Zapoara diseñó su estrategia con Paramaiboa, pero
al iniciarse él dirigió a sus hombres, y con su macana derribó a todo aquel que se le
acercaba.
Todos lucharon con fiereza y pocos españoles lograron sobrevivir. El capitán Monsalve al
presenciar semejante derrota, no aguanta y se suicida.
Una vez consumadas las exequias de Paramaiboa, Pariaguán consolida su triunfo y
reunifica el poderío de su cacique Yavire. Enfrenta de nuevo al enemigo y éstos también
respondieron al ataque.
Ocampo unió sus tropas las cuales cayeron sobre Pariaguán en el sitio conocido como Los
Cardones. Ocampo atacó por un flanco y su lugarteniente Castellanos por el otro. Todo su
ejército cayó en esta emboscada y él se internó en la selva guayanesa, se desconoció su
paradero. Tal vez vivió muchos años al lado de los suyos, pero nunca se supo de atacar
nuevamente al adversario (Gómez, 1996: 70-74).
ARICHUNA
Arichuna cacique de los indígenas que habitaban entre Lara y Yaracuy. Siguió las órdenes y
orientaciones del cacique Queipa. Cuando este cacique muere fue seleccionado para dirigir
la tribu como cacique. Luchó contra los españoles y contra el cacique Guaratarí quien no
solamente acabó con la tribu, sino que también mató al cacique Queipa, con una estrategia
urdida por el piache El Tiznado.
Su cacicazgo señala como nota importante el ser el primero en ver la Santa Inquisición, gracias
a la amistad que sostuvo con Juan Fernández de origen morisco-portugués, acusado de
herejía por el Tribunal Inquisidor y condenado a muerte.
Arichuna nunca pudo creer que ese hombre con rasgos de caballero y de buenos
sentimientos fuese un hereje. Intercede por él ante el Gobernador Juan Leiva, pero éste no
quiso meterse en el problema, entonces Arichuna prepara una operación comando
apoyado en la oscuridad que le brindaba la noche. Ataca la prisión donde se encontraba
Juan Fernández y logra liberarlo, en una operación donde nadie sale lastimado. Esta
operación se realiza a finales de 1556.
Nadie persiguió a Fernández y luego, con el tiempo, obtuvo el perdón. Fue tal el
agradecimiento que le tuvo a Arichuna que jamás abandonó su tribu.
Arichuna siguió dedicado al comercio y gozando del aprecio de los españoles (Gómez, 1996:
76-78).
Carache
"... Karak es voz indígena que significa indio o cacique mudo. En 1548 Damián del Barrio
tuvo un enfrentamiento con ellos mientras buscaba minas de oro, pero sin llegar a ocupar
el valle ... Comprendía siete caciques, uno de ellos de nombre Carachy, los otros eran:
Pitijay, Buqu, Buscabi, Bombas, Baján y Bibiyu" (Alvaro García Castro, 1997: 679. Diccionario
de Historia de Venezuela. Tomo I).
Pitijay
Cacique de la región de Betijoque (a la que le da nombre). J. Segundo Salas narra episodios
de la juventud y niñez de Pitijay o Pitijoc, entre los cuales destacan signos precoces de
heroísmo y fortaleza (Horacio Biord Castillo, 1997: 654. Diccionario de Historia de
Venezuela. Tomo III).
Chicuramay
Cacique Mariche. Según el historiador José de Oviedo y Baños, en 1569 los alcaldes ordinarios
de Caracas, Pedro Ponce de León y Martín Fernández de Antequera, lo condenaron a morir
por empalamiento junto con otros 23 caciques acusados de propiciar la rebelión contra el
dominio español. Chicuramay se salvó de morir porque el indio Cuairicurián se presentó
antes de empezar el suplicio indicando que el verdadero Chicuramay era él y no la
persona que tenían detenida. Fue así como Chicuramay salvó su vida. Cuando Chicuramay
recibió la noticia que estaba libre nunca se imaginó el precio que pagó Cuairicurián por esa
libertad. Tembló de ira al saber la verdad y averiguó quién le había dado muerte. Supo que
el empalador era un tal Portolés, asistente de Antequera. Le veló el claro y le dio muerte
(Horacio Biord Castillo, 1997: 799-800. Diccionario de Historia de Venezuela.
FUNDACION POLAR. Tomo I; Gómez, 1996: 78-79).
Parayuata o Parayauta
Cacique. Jefe guerrero de la región de Tácata (Miranda). Participó en la muerte de dos
soldados españoles que pretendían practicar rescates entre los Tácatas. Este hecho
ocasionó el envío de una expedición punitiva que se comportó cruelmente con los indígenas.
Estos se sublevaron y Garci González de Silva (a quien estaban encomendados) debió
participar en su pacificación. Violentado por el maltrato y muerte de los caciques Camaco y
Araguare a manos de Francisco Carrizo, Teniente de Santiago de León se enfrentó a Garci-
González hacia 1576, quien lo aprisionó en una emboscada. Sin embargo, luego le
devolvió la libertad al cacique como táctica para conseguir la definitiva pacificación del
área. Demostró así “Que no hay nación a quien se obligue la suavidad, al paso que desespera
el rigor”. (Horacio Biord Castillo, 1997: 219. Diccionario de Historia de Venezuela.
FUNDACION POLAR. Tomo I, Morón, 1964: 32).
Nigale
Nigale fue el cacique principal de los indígenas del Lago de Maracaibo, quien con tenaz
resistencia se opuso a la conquista española.
Don Alonso Pacheco lo hizo su paje cuando Nigale era todavía un niño. Al salir Pacheco de la
región de Maracaibo dejó allí a su paje. Nigale como pertenecía a la tribu de los Zaparas, se
volvió a su isla. Cuando hubo pasado el tiempo lo proclamaron cacique tanto por sus
conocimientos como por su valor.
Como los Zaparas eran navegantes de primera sirvieron de guía a los buques españoles
para que éstos pudieran atravesar la barra del Lago de Maracaibo.
Como fueron objeto de malos tratos por los españoles entonces se rebelaron y quemaron sus
embarcaciones y pusieron en peligro a Ciudad Rodrigo. Este pueblo estaba protegido con
doble paredes para esquivar el acoso español.
Para dar término a esta rebelión el Gobernador de Venezuela Sancho de Alquiza ordenó al
hijo de Alonso -Juan Pacheco Maldonado- que reclutara soldados en Trujillo y Mérida para
que salieran a combatir al cacique.
Una vez reunida la gente se dirigieron a la isla Zapara. Nigale les salió al encuentro y les
preguntó quiénes eran, pero El capitán Pacheco le devolvió la pregunta a la cual respondió
diciendo que él era Nigale cacique de los Zaparas.
Pacheco se presentó como el hijo de Alonso con el fin de acercarse a Nigale sin que éste
maliciase de él, pero Nigale no dejó de sospechar preguntándole que si era tanto el afecto
por qué se presentaba con tanta gente armada.
Lo siguió engañando diciéndole que le tenía miedo y que por eso se le presentaba de esa
manera, pero que quería que su gente le ayudara a cargar los barcos y que él les daría
buena paga y luego regresarían a Trujillo. Nigale aceptó la propuesta pensando que le decía
la verdad.
Pacheco le pidió que su gente no portara armas. Lo invitó a almorzar, se dieron las manos y
se juraron amistad.
Pacheco pidió que abrieran el paquete de galletas, pero uno de sus soldados le advirtió que
no lo podían abrir porque él no les dejó llevar ni un simple cuchillo. Nigale buscó un hueso
de pescado para zafar las correas de cuero. Abrieron el paquete y comenzaron a comer.
Nigale y otro indígena no quisieron hacerlo entonces Pacheco los invitó muy cordialmente a
tomar su bocado para bajar luego a almorzar. Cuando éstos se inclinaron a tomar sus
galletas entonces Pacheco los tomó de los cabellos y gritó: - Ahora, ¡A ellos! Los soldados se lanzaron sobre ellos con los cuchillos que traían escondidos en sus mangas
y en pocos minutos acabaron con los Zaparas. Sólo once - entre ellos Nigale - quedaron
vivos y fueron hechos prisioneros.
Una vez consumada esta vil patraña, los españoles regresaron a la isla y se llevaron a
mujeres y niños para Trujillo (Biblioteca del trabajo venezolana, 1984: 11-15).
Guayguerí
Cacique amigo del alemán Jorge Spira a quien sirvió de guía buscando al poderoso cacique
Caciriguey. Sufrió los violentos ataques de los indios Mazopides quienes estaban al pie de las
sierras.
Buscando el nacimiento del río Meta murió ahogado en el río Oppia (Morón, 1964: 31).
Uriapari
Vigilaba todos los accesos del Orinoco. Se enfrentó a la expedición de Diego de Ordaz (1531)
para derrotarlo en buena lid. Después de embarcar a todos, mujeres y niños, quemó el
poblado, abandonando el lugar de su nombre (Morón, 1964: 34).
Nacicagua
Cacique y piache del pueblo de Aruacay a la orilla del río Huyapari –Orinoco- con
aproximadamente cincuenta leguas río arriba donde había nueve caciques más. Hasta estos
remotos parajes llegó Diego de Ordaz en 1531, cuando sse vio detenido por el caudaloso
raudal del Atures (Morón, 1964: 32).
Sunaguto
Este cacique habitaba las regiones circunvecinas del valle de San Francisco donde Fajardo
fundó su hato en 1560.
Con unos flecheros incomparables hizo frente a Luis de Seijas cuando intentó pasar de Los
Teques a tierras Mariches. El combate cesó durante la noche, oportunidad que aprovechó
Seijas para arreglar un pequeño cañón que disparado cuando amanecía y en el justo
momento en que pasaba Sunaguto a encontrarse con él le segó la vida al cacique quien iba a
iniciar su resistencia junto a los habitantes del valle (Morón, 1964: 33).
Tavacare
Era de cuerpo agigantado, delgado de cintura, de grandes muslos, piernas y pies formados a la
perfección, lindo rostro, nariz bien labrada, primoroso encaje de rostro con la boca pequeña y
los ojos negros y grandes, la frente ancha con el cabello tan largo que bajaba de la cintura –
protegida por un primoroso maure tejido con hilos de varios colores y matices (Fray Jacinto de
Carvajal, citado por Morón: p.29)
Cacique de los llanos y márgenes del Apure, descendiente de los Paranoa con un contingente
indígena bien a su favor y también protector de otras huestes.
Fue amigo del Capitán Miguel de Ochogavía (1647), descubridor y navegante del Apure
(Morón, 1964: 29, 33).
TOMADO DEL LIBRO ABORIGENES OLVIDADOS DE LA HISTORIA DE
VENEZUELA
CREDITO A LA AUTORA: MARIA ELECTA TORRES PERDOMO
ESTE TEXTO HA SIDO EDITADO NO ESTA EN SU COMPLETA REDACCION SOLO LO MAS RELEVANTE HA CUANTO ESTE BLOG ENTIENDE QUE ES LO ADECUADO AL PROPOSITO
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